Todos conocemos lo que significa estar varados en una larga cola de colectivos, coches, camiones de carga, entre otros; se llama «congestión vehicular», una realidad que ocurre todos los días en nuestras calles, que es motivo de conflictos porque todos queremos salir del atolladero y llegar a nuestro destino.
Indudablemente que una de las preocupaciones más resaltantes en el Paraguay son los accidentes de tránsito. En el 2016 muchas familias quedaron enlutadas a causa de la pérdida de un ser querido por accidentes ocurridos. Otras víctimas han quedado inválidas, y constituyen una gran carga para la sociedad y sus familiares.
En la sociedad hay temas que deben abordarse de una forma determinada, porque si se deja de hacer como se debe, todo se descompagina y hasta puede llegar a generar un tremendo desconcierto. El ejemplo clásico es el semáforo, ¿qué pasaría si en una determinada calle principal de nuestra ciudad los semáforos empezaran a fallar, dando el color verde en todas las direcciones? Lo más probable es que en ese lugar se produzca un caos.
En nuestra anterior entrega decíamos que el «yo así nomás aprendí a manejar», ciertamente no funciona, teniendo en cuenta que conducir por la ruta implica mucha responsabilidad. En este punto, las escuelas de conductores cumplen una función fundamental, porque es totalmente distinto conducir con criterios y respeto a las normas de tránsito vigentes.
La licencia de conducir no es un documento más de los conductores, sino al contrario, es su carta de presentación. Tener una licencia profesional de categoría A superior supone mucha responsabilidad, porque habilita al conductor a manejar transportes de gran porte, tanto de personas como de cargas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los accidentes de tránsito causan la muerte de aproximadamente 1,25 millones de personas en todo el mundo cada año. Las lesiones causadas por el tránsito son la causa principal de muerte en el grupo de 15 a 29 años de edad. En el Paraguay, muchas familias se encuentran enlutadas a causa de que, al menos, uno de sus miembros falleció en accidente de automóvil o motocicleta.