En Itaipú y Yacyretá, los paraguayos hemos perdido el sentido de la pertenencia. Los sentimientos que tenemos de nuestros derechos en esas obras de infraestructura oscilan entre el fanatismo tipo futbolero y la cretina actitud entreguista. En el caso del proyecto paraguayo/argentino, sabemos que inundó parte de Encarnación, Carmen del Paraná, etc. pero creemos que las pérdidas fueron compensadas, por ejemplo, con la Playa San José y otras obras menores que, en definitiva, formaban parte del principio de la reposición que también consagra el documento bilateral. Nos desentendemos irresponsablemente del objeto o fin del Tratado: la distribución de la energía en partes iguales, burlado desde 1994 por nuestros “socios paritarios”, obviamente con la complicidad de los gobiernos de turno de nuestro país. ¿Recuperaremos nuestra soberanía o terminarán despojándonos de todo? El debate debe seguir. Esa es la razón por la cual hoy invitamos al Dr. Gustavo De Gásperi, que exponga las conclusiones de sus reveladores estudios sobre el presente y futuro de estas recursos naturales, en explotación, más importantes con los que aún cuenta la República. El autor entregó este documento al canciller Eladio Loizaga.
Crisol de razas o melting pot son expresiones usadas para representar la forma en que las sociedades heterogéneas gradualmente se convierten en sociedades homogéneas en las cuales los ingredientes mezclados en el crisol (diferentes, culturas y religiones) se combinan para formar una sociedad multiétnica.
Debo confesar que en la materia a que se refiere el título del presente artículo temo equivocarme, no obstante haber leído muchas veces los documentos. Creo posible que en la alta posición de los directores ejecutivos de Yacyretá puede existir una respuesta a mi interrogante, porque el caudal de dinero que ha pasado por sus manos fue, desde el inicio de las operaciones de la represa, muy pero muy importante.
El Paraguay no puede, ni le conviene excluirse de las complejidades estructurales de toda sociedad. Tales complejidades necesariamente entran en juego cuando sectores pretenden imponer sus decisiones a otros sectores de la misma sociedad.
En el amplio espectro de complejidades jurídicas volcadas en la prensa escrita, asoma un primer resultado de las negociaciones de la revisión del Anexo C, que se refiere a modificaciones en el Anexo A, enderezadas a reglar la gestión del ente que admite una reclamación de los representantes paraguayos ante sus pares argentinos. Definir y medir las consecuencias de este primer paso es de interés nacional, por lo que, nobleza obliga, debemos puntualizar que la decisión fue tomada “dentro de los medios diplomáticos usuales”, sin llegar al reconocimiento de la existencia de una “controversia” (Art. XXI del Tratado). Esto tiene su mérito atribuible a las Cancillerías y representantes de ambos países que se vieron envueltos en el tema.
Cuando se trata del río Paraná, oímos que Yacyretá-Paraguay está en la margen derecha y Yacyretá-Argentina en la izquierda. Pareciera que el río demarca el concepto de Patria, como lo entienden ambas naciones y los hombres que por su origen pertenecen a cada nación. Las aguas del Paraná vienen corriendo incesantes desde que los Tratados suscritos por el Paraguay con el Brasil y la Argentina entraron en vigor y si no cambian las circunstancias seguirán corriendo a ritmo variado y generarán raudales de dinero provenientes de la venta de la energía, que se convino dividir en partes iguales.
El diario ABC del 21 de octubre de 2014 alude a una nota publicada en la República Argentina por el Jefe del Área de Obras y Proyectos de Yacyretá, señor Carlos Freaza, en que relata la intención de Argentina en las negociaciones del Anexo C del Tratado que presenta con el nombre de “Proyecto Más Yacyretá”. Además de lo expuesto en el citado matutino, la noticia publicada por Tiempo Argentino alude a una eventual solución al “diferendo histórico vinculado a la deuda que Paraguay mantiene con la Argentina para la construcción de Yacyretá, propiedad en partes iguales de ambas naciones, y por la que Asunción acumula intereses y punitorios con Buenos Aires. Paraguay pide la eliminación del registro de esa deuda. En un nivel más técnico, el país vecino reclama la realización de una serie de obras en su ribera antes de la conversión del Aña Cua en una central, más aún si se tiene en cuenta que la totalidad de la energía generada será consumida en la Argentina”.
No parece que nuestra Cancillería esté exigiendo –y menos logrando– que los responsables del tema en la Argentina respeten al Paraguay. Nos llegan noticias de que la prensa de aquel país nos considera deudores de 18.000 millones de dólares por la construcción de la represa y con ello no podemos evitar la angustia de suponer que los pueblos de ambas naciones hermanas están distanciados en proporción inconcebible y que la situación se torna más grave de lo que imaginamos, a pesar de las declaraciones del señor Thomas, director argentino, quien traslada la deuda reclamada por la prensa al ente binacional, con lo que se abre la posibilidad de una acción judicial contra los derechos de ANDE en el carácter de componente de Yacyretá con Ebisa, o como se llame la institución que ocupa el lugar asignado por el Tratado a la empresa A y E (Aguas y Energía Eléctrica) de la Argentina o el ente jurídico que le suceda (Art. II del Tratado).