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El dinero proviene de las ventas de la energía, pero lo que demuestra la historia de los años transcurridos no refleja el cumplimiento del propósito de dividirlo en partes iguales, al extremo de que los paraguayos miramos con estupor las diferencias abismales que nos perjudican y privan de lo que debió ser nuestro. Pero por lo visto, no todos los paraguayos pensamos y sufrimos a la par y creemos que existen compatriotas que ante el caudal del dinero administrado sucumbieron y fueron proclives a aceptar las ventajas ofrecidas por argentinos y brasileños, aunque las mismas redujeran las partes que debieron corresponder a todos por igual. ¿De qué lado del río están los paraguayos?
Las aguas del Paraná seguirán corriendo y serán tan importantes las que ya se fueron al mar como las que vendrán. Entretanto, nuestra Cancillería sigue aferrada a la esperanza o convicción de que los argentinos suministrarán en los próximos días o semanas en las negociaciones, los datos y documentos necesarios para que la “revisión” del Anexo C cumpla su objeto, se determine con precisión el monto real de la deuda de Yacyretá con el Tesoro argentino y además atenderán a los puntos de vista del Paraguay respecto a las modificaciones necesarias del Anexo.
Cumplida tal etapa se pasaría al estudio de los proyectos conocidos como Aña Cua y Corpus, los cuales deberán ser regulados con las mismas estructuras jurídicas que rigen hoy a Yacyretá, o se abrirá la negociación de nuevos Tratados.
Días pasados fue publicado el criterio del señor Carlos Freaza, del proyecto Más Yacyretá, en que anticipa que la totalidad de la energía a ser generada por tales proyectos será consumida por Argentina y afirma que Paraguay acumula intereses y punitorios que superan lo verosímil e imaginable.
En el Paraguay, nadie duda de que Argentina hace lo que quiere con el Tratado de Yacyretá y que en él ha dispuesto un esquema en que no es el Paraguay el deudor, sino ANDE; pero ANDE puede ser ejecutado en la Argentina como colofón de la etapa de revisión del Anexo C, y aún cuando pretendamos haber asumido solo una proporción de la deuda en relación a la potencia contratada, la cifra final reclamada sería impagable, con lo que nuestro 50% se esfumaría.
La experiencia con Argentina es tétrica. Sus cifras no reflejan la verdad y el Gobierno Nacional lo sabe, pero sigue impertérrita la conducta del “macanudo”, del que todo tolera como buen amigo de Cristina, que siguió nuestro hoy embajador en un discurso pronunciado al inaugurar el puente sobre el Aguapey cuando era aún Presidente de la República, o como piensan los bolivarianos enamorados de vecinas y vecinos (siempre que sean presidentes), de Chávez, de Maduro y de los Castro. Son los mismos que en Vietnam dijeron que el ejército de los Estados Unidos era un ejército de asesinos. Creo que nuestra Cancillería debe a los ciudadanos del Paraguay una explicación o tal vez varias, para lo cual debiera llamar a conferencia de prensa con explícito anticipo de que contestará el Canciller todas las preguntas de la prensa.
Si por acaso el Gobierno Nacional piensa que el tema seguirá por buen camino, sería indispensable que explique cuál es. De lo contrario el pueblo seguirá con un nudo en la garganta por decir lo menos.
Entretanto, las aguas del Paraná siguen corriendo para alegría de veinte millones de argentinos (como dijo Thomas), a un precio tan barato que ni siquiera se paga.