El Triduo Pascual llega a su culmen, a su punto más alto. Llega a su máxima expresión. El amor en plenitud, expresado en la entrega total en la cruz, rebrota con la alegría de la resurrección. Es la Pascua que la Iglesia celebra con su mayor brillo.
La ordenación litúrgica tiene una intención pedagógica. Es decir, no se reduce a la simple recordación de un acontecimiento sucedido en un momento de la historia, sino más bien, vuelve sobre los acontecimientos, los celebra y presenta como una experiencia para la persona de fe. En este sentido, el tiempo transcurrido entre la muerte y la resurrección de Jesús queda condensado en el Sábado Santo.
Este día no se celebra la eucaristía, por ello está mandado que en la misa del Jueves Santo se consagren suficiente hostias para que se tengan disponibles para esta ocasión. Está mandado que la comunión se realice solo dentro de la celebración de la palabra, que recibe el nombre de Celebración de la Pasión del Señor. La comunión puede llevarse a los enfermos a cualquier hora. El acto debe darse alrededor de las tres de la tarde, hora en que según el dato bíblico se habría producido la muerte del Señor.
Este día adquiere un particular relieve dentro de la Semana Santa. La relevancia se debe, en primer lugar, a que con el Jueves Santo, se produce como un vértice en el ciclo pascual del año litúrgico. En el mismo día, concluye la Cuaresma y también se inicia el triduo pascual. Recuerda la institución de la eucaristía, el sacerdocio y el mandamiento del amor.
La liturgia se presenta este día con el nombre de la Preparación para la Cena del Señor y de la entrega de Jesús. Solo el que se entrega es el que llega al final, es el que redime y, en Jesús, esa entrega es hasta dar la vida por la humanidad entera, incluso por el amigo que lo traiciona.
En el ordo litúrgico, o el indicador para la liturgia, se presenta este día con el nombre de la Traición y refiere al pasaje del Evangelio de San Juan que se establece para la misa (Jn 13, 21-33.36-38). El texto corresponde a comportamientos que tendrán dos de sus apóstoles: Judas Iscariote y Simón Pedro. El primero que hará un trato con quienes buscaban tomar preso a Jesús y acuerda las 30 monedas de plata. El segundo que incurre en la negación de conocer al Maestro, cuando le cuestionan que él es discípulo de Jesús.
Litúrgicamente, para los días de la Semana Santa, está definida la celebración y, por tanto, tiene preferencia sobre cualquier otro acto. Es decir, otra memoria o fiesta, y si caen en esos días no se tienen en cuenta. “Seis días antes de la Pascua”, Jesús se retira a Betania, donde en un ambiente familiar María, hermana de Marta y Lázaro, unge los pies de Jesús.
El año es una de las divisiones naturales del tiempo, división a la que dan lugar los fenómenos del Sol y de otros astros. Por eso a éste se le llama año natural o astronómico, el cual puede ser solar o lunar, según que se tomen como base para su cuenta, la evolución del Sol o las de la Luna.