Hace más de un año los pilarenses y las autoridades del departamento de Ñeembucú, entre ellos el diputado Pedro Alliana, actual candidato oficial para presidir la ANR, solicitaron por nota al presidente Horacio Cartes oponerse a la instalación de la planta de uranio en Formosa. Su postura era contraria al actual Gobierno, pero ahora ya no dice nada.
Hay quienes creen que la instalación de Dioxitek y de un eventual polo nuclear en Formosa puede ser beneficiosa para el Paraguay por la posibilidad de venderle uranio a Argentina. Aparentemente, la propia Cancillería nacional está teniendo eso en cuenta, sin duda alentada y tentada desde la otra orilla del río. Pero cuidado con esto.
La procesadora de uranio Dioxitek que quieren trasladar a Formosa funcionó durante más de 30 años en uno de los barrios más populosos de la ciudad de Córdoba.
Los riesgos de la instalación de la procesadora de uranio Dioxitek en las afueras de la ciudad de Formosa y la eventual creación de un “polo nuclear” en la frontera con Paraguay hay que evaluarlos en dos niveles. Uno es el de los efectos de la operación rutinaria de la planta y de las proyectadas centrales nucleares. El otro, quizás más importante en lo que a nuestro país respecta, es considerando la variable del “peor accidente posible”.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) de Argentina hizo intentos de reubicar la planta de Dioxitek en las localidades de Despeñaderos y Río Tercero, ambas en Córdoba; San Rafael, en Mendoza, y en La Rioja. Todos la rechazaron.
“Ñeembucú en alerta” se denomina la marcha de repudio que convoca a los ciudadanos del 12º departamento hoy, a las 19:30, en protesta contra la instalación de la planta de uranio de Dioxitek en Formosa y también en rechazo de la mafia del narcotráfico.