Vivir con “la Atómica”

La procesadora de uranio Dioxitek que quieren trasladar a Formosa funcionó durante más de 30 años en uno de los barrios más populosos de la ciudad de Córdoba.

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Algunos invocan ese hecho como prueba de que la planta no es peligrosa. Otros acusan a la Comisión Nacional de Energía Atómica de haber expuesto irresponsablemente a la población a grandes riesgos y de haber omitido deliberadamente la medición de posibles daños a su salud.

Córdoba es la segunda ciudad más poblada de Argentina detrás de Buenos Aires y un poco por encima de Rosario, y el barrio Alta Córdoba, ubicado en la zona norte del ejido urbano, con unos 35.000 habitantes, es el segundo más poblado de esta capital provincial.

Es un barrio con mucha historia que tuvo sus épocas de apogeo y glamour, desarrollado en torno a la estación central del Ferrocarril General Belgrano, construida en 1890. Allí nació y tiene su sede, por ejemplo, el club Instituto Atlético Central Córdoba, más conocido como “La Gloria” Instituto de Córdoba, uno de los tres más populares de la ciudad, cuna de grandes futbolistas, como Osvaldo Ardiles o el “matador” Mario Alberto Kempes.

Hoy es un barrio mayormente de clase trabajadora, donde se establecieron a partir de los años setenta muchos trabajadores ferroviarios beneficiados con planes sociales.

En el lugar había un predio industrial que, desde 1982, comenzó a funcionar como una planta de dióxido de uranio, que es el material base para el combustible radiactivo de las centrales nucleares.

Los vecinos cuentan que no les decían a qué se dedicaba ni qué hacía exactamente, e incluso les contestaban con mentiras, como que fabricaban descartables para hospitales.

Con el tiempo comenzaron a llamarle “la Atómica”, como se la conoce popularmente hasta hoy.

“La Atómica” se denominó primero Complejo Fabril Córdoba y, desde 1997, Dioxitek, por un cambio administrativo, pero no de fines ni de características.

Dentro del complejo hay algo conocido como “El Chichón”, debajo del cual hay enterradas 57.000 toneladas de uranio y otros desechos industriales que se fueron acumulando por décadas.

Algunos afirman que El Chichón es anterior a Dioxitek, pero los vecinos dicen que se seguían cargando residuos en el lugar y cubriéndolos con capas sucesivas de tierra en forma ininterrumpida hasta hace poco.

También se afirma que de allí se desprenden emanaciones radiactivas de materiales “hijos” del uranio, como el radon-222. Otros aseguran que, en todo caso, en valores que no afectan a la salud.

Si afectaron o no, la verdad es que no se sabe. Los vecinos hablan de al menos un caso de cáncer por familia, pero nunca se hicieron estudios comparativos, lo que resulta bastante sospechoso.

Hay otros hechos que llaman la atención. Por ejemplo, a varios antiguos pobladores que tienen sus casas cerca de El Chichón les indicaban desde “la Atómica” que no podían consumir productos de huertas ni gallinas de corral y que, de ser posible, tenían que cubrir sus patios con cemento.

Vanina Salazar, ya nieta de aquellos primeros habitantes, una de las pocas que accedió a que se mencionara su nombre, recuerda de niña que era algo habitual que operarios de la empresa vestidos con trajes especiales salieran en camiones a arrojar líquidos a las calles del barrio en medio de la gente sin ninguna protección.

Los pobladores siempre vivieron con el temor de que algún día pudiera ocurrir un accidente grave. Cuando el 6 de noviembre explotó un taller químico en el mismo barrio que hizo volar vidrios y ventanas en todo el vecindario, en primera instancia todos pensaron aterrados que finalmente había explotado “La Atómica”.

Afortunadamente no fue así, porque las consecuencias podrían haber sido terribles. Sin embargo, fue el detonante para que la Municipalidad clausurara definitivamente la fábrica luego de muchas postergaciones.

Ahora la traerán a Formosa, frente a Paraguay. La nueva sería tres veces más grande que la de Córdoba y se planea establecer un polo nuclear. Si se concreta el proyecto, muchos paraguayos tendrán también que aprender a convivir con sus propias “Atómicas”.

Enviado especial a Córdoba
arivarola@abc.com.py

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