En una época en la que hablamos continuamente de bullying, intolerancia y el imperio de la belleza física como valor privilegiado, ¿qué aporta Desafío, de Maribel Barreto? La novela es una historia de amor y rebeldía. Trata de una pareja de enamorados cuyo entorno no les permite estar juntos. Ella es Mila, una muchacha inteligente, virtuosa e idealista. Una artista verdadera, pero con la desventaja de ser fea y deforme. Él es Fredy, un joven de clase alta, bello y proveniente de una familia burguesa bien posicionada.
A veces el escritor desarrolla otras artes a través de la literatura que van más allá del goce estético y de la emoción. Por ejemplo, cuando plantea una metafísica al escribir o intenta explicar el pasaje de las letras de la mente a la vida, siendo capaz de describir un puente invisible en su naturaleza. Esta novela, que pertenece al Posboom latinoamericano, ofrece una interesante experimentación en la aplicación del discurso narrativo y la estructura.
Hace rato que llueve y Esteban viejo recuerda cómo Esteban niño hacía barquitos de papel cuando llovía, cuando se enchastraba con barro, saltando el charquito a propósito para ver cuánto salpicaba el agua, y entonces, usá el pañuelito, mi hijo, y el remedio casero y la miel, todo en uno. Pero el barquito de papel, de periódico, de revistas de la tía, daba un giro a todo.
Desde hace dos horas, no hago más que entretenerme en hacer la revisión de lo que fue mi vida. Toda la vida me trataron de loca. Mamá decía que de chiquita era muy soñadora, que siempre estaba en la luna imaginándome cosas extrañas o soñando. Pero al pasar el tiempo comenzaron a cambiar. Empezó a no caerles en gracia que hablara con los árboles, que esperara en una esquina para ver pasar una nube, que tapara los zapatos por las noches para que no sintieran frío.
-Si alguien viene y te dice que a un conocido lo mató un rayo… te suena medio raro pero lo podés aceptar. Pero si alguien te dice que a un conocido lo mató un rayo de sol… te matás de la risa o si sos uno de esos, muy apurado, con poca paciencia, le mirás mal y le decís andá a hacerle perder el tiempo a otro. Pero pasó así como te digo, fue verdad, le pasó a un compañero mío de la facu. No, no te boleo, escuchá, te voy a contar lo que le pasó… ¿Cómo que tenés que irte si recién llegaste? ¡No!, ¡no seas mala onda! Quedate, te compro un helado, a ver… ¡Picho!, ¿tenés helado? ¿De qué querés? ¿Hay de crema americana y dulce de leche? Dale. Sí. Uno. Como te iba diciendo, mi compa que se llamaba Gustavinovich, y le decíamos Gus, solo salía de noche. Nunca lo vi de día. ¿Qué? No, ja, ja, no, mi querido, no era vampiro, tenía problemas de salud.