«Que las víctimas del pasado se hayan convertido en los verdugos de hoy –escribía en 1968 el novelista italiano Italo Calvino al poeta y narrador jordano Issa al-Nauri– es lo más preocupante».
Dejando a un lado la feliz coincidencia de que, siendo Paraguay, con un noventa por ciento de católicos en las encuestas, una excepción a la actual caída planetaria de la fe católica, el actual papa sienta un también excepcional afecto precisamente por Paraguay, del «trending topic» del pasado «finde» subrayo: uno, el talento de Bergoglio, su simpatía irresistible, su destreza arrolladora; dos, la unánime falta de lucidez de todos –los jipis y la chetos, los niños y los viejos, los fachos y la zurda, los progre y los conserva–; y tres, la inteligencia, el brillo de este gol vaticano.