15 de mayo de 2025
El triunfo en las elecciones municipales de Ciudad del Este del candidato independiente Miguel Prieto y las dudas iniciales de algunos senadores para expulsar a su colega Víctor Bogado –condenado judicialmente por cobro indebido de honorarios– revelan, una vez más, la dificultad de una parte de la clase política de interpretar adecuadamente los signos de los nuevos tiempos ciudadanos.
El espectáculo del juicio político al contralor general José Enrique García en el Senado, ayer, que culminó con la renuncia del funcionario antes de finalizar el procedimiento, se pareció a una comedia de la que uno ríe mucho pero, si lo piensa un tanto, lo invaden después cierta angustia y ganas de llorar.
El efecto Payo Cubas en la política paraguaya puede quedar en la anécdota de un periodo legislativo o marcar un rumbo con efectos que perduren, según cual sea la actitud del Poder Judicial, en cuanto a investigar y castigar a los corruptos. También, a la reacción ciudadana, en el sentido de tomar conciencia de que muchos políticos mienten, son advenedizos e inescrupulosos y no deberían respaldarlos con sus votos.
No hay ambiente ahora para un juicio político a los ministros de la Justicia Electoral, pese a que cometieron prevaricato, al emitir un fallo convocando a elecciones en Ciudad del Este, en contra de la ley. Frescamente, pretendieron luego corregir el yerro dejando sin efecto lo resuelto.