Como en todo relacionamiento humano, la honestidad de colaboradores en el ambiente organizacional se gana o conquista, así como ocurre en el matrimonio o noviazgo. No existe la honestidad o fidelidad por el hecho de estar casados, tener un anillo o algo parecido. El grado de honestidad entre las personas está directamente relacionado a la calidad de relacionamiento entre las partes.
La vida nos enfrenta a momentos altos y bajos, de bienestar y dificultades que podrían ser más llevaderas
Muchas veces, estas palabras son interpretadas como sinónimos, cuando en realidad no lo son.
Muchos líderes piensan que por motivos de control deben desconfiar de las personas a su cargo; sin embargo, para liderarlas, es necesario confiar en ellas. Parece contradictorio, pero no lo es.
La ausencia de confianza en el ambiente laboral corroe los relacionamientos y las comunicaciones. Es una condición necesaria entre jefes y colaboradores para que estos últimos se encuentren comprometidos, motivados y con sentido de pertenencia.
En toda evaluación de desempeño, una preocupación muy válida de los evaluadores es cómo hacer que la evaluación sea lo menos subjetiva posible. Es posible disminuir la subjetividad, pero difícilmente eliminarla.
El desempeño de los colaboradores no debe ser simplemente “evaluado”, sino también “planificado” y “observado” durante el año.
Muchas organizaciones no obtienen lo que deberían de una herramienta de gerenciamiento, la cual es vital dentro del proceso de comunicación entre el líder y el colaborador. Conozcámosla mejor.
Es bueno transmitir conocimientos a los colaboradores y que desarrollen habilidades, sin embargo, para que lo aprendido sea llevado a la práctica, los líderes deben generar el clima o la motivación necesarios.
Tener personas a cargo requiere la habilidad de hablar con el colaborador cuando ejecuta mal una tarea. En mi experiencia, los jefes no se atreven a tocar el tema; sin embargo, es parte del trabajo.