Las personas están negociando todo el tiempo, estén o no conscientes de ello. Cuando uno solicita más recursos al gerente, se pone de acuerdo con un vendedor sobre el precio, entrega una evaluación de desempeño, convence a un socio de negocios para unir fuerzas en la organización o aún cuando se decide en pareja dónde ir en las próximas vacaciones se plantean conversaciones con potenciales conflictos que demandan esfuerzos para avanzar hacia una solución conjunta.
Hace ya algunos años, uno de los participantes en los seminarios sobre liderazgo en el CAES vociferó “no se engañen, los verdaderos líderes son siempre humildes”. Recientemente, Lazlo Bock, vicepresidente de operaciones de personas de Google, dijo que la humildad es uno de los rasgos que buscan en los nuevos ingresantes a la organización, porque sin humildad uno es incapaz de aprender.
Gallup, la prestigiosa organización a nivel mundial dedicada a producir conocimientos sólidos de actitudes y comportamientos de ciudadanos, clientes y empleados del mundo que fue fundado por el doctor George Gallup en 1935, encuentra que las organizaciones fallan para seleccionar el candidato con el talento correcto para el puesto de gerente en el 82% de las veces.
Una premisa, simple y en humildad, para iniciar este momento de reflexión es que cada uno como persona está aquí para vivir una vida que valga la pena vivirla y hacer que cada instante de cada día sea tal que genere un sentimiento de privilegio de una vida valiosa.
Fue un consumado líder transformador, como primer presidente democráticamente elegido, abril de 1994, en una Sudáfrica pos apartheid –sistema de segregación racial en vigor hasta 1992, llamado así porque significa “separación” en afrikáans, lengua germánica derivada del holandés–, asumió una posición inédita de revertir los síntomas destructivos de la decadencia, una versión más amplia de lo que ocurre en una organización o comunidad deslizándose hacia un precipicio: supresión de la información, grupo versus antagonismo de grupo, aislamiento y autoprotección, pasividad y desesperanza.
Una de las ideas fuerza que se facilita en las aulas del CAES sobre motivación organizacional es darle a la persona una oportunidad de sentirse orgulloso/a de sí mismo/a. Las personas que se sienten felices son a menudo aquellas que se encuentran en organizaciones movidas por sus misiones, en las que sienten que tienen un impacto positivo en las necesidades sociales. Desafortunadamente, la felicidad en el trabajo no es frecuente, es más frecuente encontrar personas poco involucradas y desafectadas que comprometidas e involucradas. ¿Qué caminos seguir o construir para contar diariamente con personas altamente comprometidas? ¿qué pueden hacer las personas y qué puede hacer la organización?
Alguna vez le preguntaron al presidente John F. Kennedy cuál era su concepto de gobernar y contestó que gobernar es decidir. Tomar decisiones está en el corazón de las vidas de las personas, sean personales o profesionales. Algunas son pequeñas, domésticas e innocuas que pasan casi desapercibidas, otras son más importantes porque afectan las vidas y bienestar de otros, que requieren reflexión y deliberación ya que es improbable que una sola aproximación de toma de decisiones, sobretodo donde el riesgo es alto, pueda servir cada vez.
¿Cómo sobrevivir en tiempos volátiles y turbulentos? ¿cómo recuperarse de reveses, pérdidas o malos resultados? son preguntas que se escuchan de personas en las organizaciones y fuera de ellas- con colegas, parientes, amigos y extraños. En realidad, nadie puede completamente evitar problemas y potenciales caídas están en todas partes, de manera que es importante ser resiliente para “salir del pozo” y regresar de nuevo a una vida plena o normal (recuperación). Pero, ¿qué es resiliencia? ¿es una habilidad relevante? ¿se puede enseñar a ser resiliente?
En 1952, Rachel Smith, presidenta de la Asociación Norteamericana de Secretarias, y C. King Woodbridge, presidente de la Corporación Dictaphone sugieren celebrar las importantes contribuciones de las secretarias ejecutivas como la “semana de las secretarias”, que fue proclamado ese mismo año por el secretario de Comercio norteamericano Charles Sawyer. Desde 1955 en adelante aquella fue movida a la última semana de abril, evento actualmente celebrado en la mayoría de los países del mundo.