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Lo que dicen los expertos
La Asociación Americana de Psicología lo define como la habilidad de adaptarse bien frente a la adversidad, trauma, tragedia, amenazas y de fuentes de estrés tales como las presiones laborales, problemas de salud, familiares o de relacionamientos. Rosabeth Moss Kanter, investigadora y académica en liderazgo y negocios, enfatiza que la resiliencia es la nueva habilidad en el liderazgo organizacional. En esta línea, Gill Corkindale, experta en coaching para ejecutivos lo refiere como una habilidad seminal para líderes organizacionales en tiempos recesivos y ambientes difíciles y Martin E.P. Seligman, llamado el padre de la psicología positiva, dice que es posible enseñar a ser resiliente. Al respecto, desarrolló un programa de entrenamiento en resiliencia con énfasis en el fortalecimiento positivo y optimista de la mente.
Focalización para buscar el camino positivo
Una persona resiliente no es solamente capaz de manejar experiencias complejas, difíciles o sorpresivas en tiempo real, sino también recuperarse posteriormente. Se puede desarrollar resiliencia manejando los propios pensamientos, comportamientos y acciones, aprendiendo de los errores porque el ser humano es un ser que decide, o en términos de Viktor E. Frankl, psiquiatra y sobreviviente de campos de concentración nazis, “entre el estímulo y la respuesta existe un espacio; en ese espacio está el poder del hombre para elegir su respuesta, y en esa respuesta está el crecimiento y libertad de uno” (ver “Aprendizaje en la organización” - Suplemento Económico, ABC Color, 29 de abril 2012). Así, la diferencia entre ganadores y perdedores es aprender cómo manejar las pérdidas.
Se construye resiliencia sobre los fundamentos de la confianza (personas, equipos y organizaciones): (a) transparencia, tomando responsabilidad y mostrando arrepentimiento; (b) colaboración, apoyando a otros en alcanzar una meta común e (c) iniciativa, focalizándose sobre pasos positivos y mejoramientos.
La complacencia, arrogancia, y codicia socavan la actitud resiliente; en cambio, la humildad y un propósito noble las energizan ya que la resiliencia se toma desde la fuerza del carácter y de los propios valores centrales que motivan los esfuerzos para superar los problemas y retrocesos. También involucra el autocontrol y la voluntad de reconocer el propio rol en los malos resultados, propios u organizacionales. Es importante notar que la resiliencia florece en un sentido de comunidad, recuperarse por el valor de uno mismo y porque se tiene obligación hacia otros con el apoyo de otros que desean lo mismo, manifestándose por medio de acciones: una nueva contribución, un pequeño logro que crea excitación acerca del futuro.
Salvatore R. Maddi, de la universidad de Chicago, descubrió que las personas más resilientes tenían tres creencias claves:
Compromiso, se esforzaban para involucrarse en eventos más que sentirse aislados o en soledad.
Control, intentaban controlar los resultados, más que mostrar una actitud distante, pasiva y sin poder.
Desafío, visualizaban los cambios estresantes (sean positivos o negativos) como oportunidades para nuevos aprendizajes.
Diez sugerencias para desarrollar resiliencia
1) Desarrollar relacionamientos de apoyo y cuidado en el hogar, entre amigos y colegas. Aceptar ayuda y apoyo y ayudar y apoyar a otros cuando los necesiten.
2) Recordar que algunas crisis están más allá del control de uno mismo. No se pueden cambiar eventos, pero sí se puede cambiar la manera que uno interpreta y reacciona ante ellos. Tratar de aceptar esto y mirar hacia adelante.
3) Aceptar que el cambio es parte de la vida y que uno tendrá que adaptarse a los cambios de circunstancias. Parece que la cultura nacional todavía es muy resistente a internalizar el consenso, la acomodación y la tolerancia como mecanismos para superar o disolver problemas, que el sociólogo José Morínigo, alguna vez, denominó a este tipo de resistencias el síndrome de la guarida.
4) Establecer algunas metas realistas y avanzar hacia ellas dando pequeños pasos. Preguntarse a uno mismo “¿qué cosa puedo lograr hoy?” en lugar de intentar abarcar toda la meta de una vez.
5) Ser decisivo, tomar iniciativas más que evitar a los problemas y esperar que desaparezcan.
6) Tratar de entender las propias experiencias al lidiar con las pérdidas, dificultades o problemas emocionales. Apreciar lo que se ha aprendido de estos contextos situacionales.
7) Desarrollar una perspectiva positiva de uno mismo; confiar en las propias fortalezas.
8) Permanecer optimista visualizando qué uno quiere en lugar de quedar paralizado por los miedos que uno siente.
9) Cuidarse a uno mismo, salud, necesidad para la relajación y sentido de paz. Esto puede ayudarle a uno en el fortalecimiento y balance para enfrentarse con situaciones difíciles o traumáticas.
10) Aun cuando esta columna está focalizada sobre aspectos que importan a las organizaciones, la resiliencia es una habilidad a ser aprendida y practicada por cualquiera y en cualquier contexto, personal, familiar, profesional u organizacional, ya que el punto no es aprender a fallar sino aprender a regresar a un nivel de vida normal. “Es imposible vivir sin fallar en algo, a menos que uno viva tan cautelosamente que podría significar no haber vivido nada” (J.K. Rowling).
Noble
La complacencia, arrogancia y codicia socavan la actitud resiliente; en cambio, la humildad y propósito noble, la energizan.
Florece
La resiliencia florece en sentido de comunidad, recuperarse por el valor de uno mismo y porque se tiene obligación hacia otros.
Salud
Cuidarse a uno mismo, salud, necesidad para la relajación y sentido de paz pueden ayudarle a uno al fortalecimiento y balance.
(*) Facilitador y consultor del CAES (Unidad Académica dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNA).
franciscoparisipy@hotmail