22 de diciembre de 2024
Es en el fondo no programable, magmático, de una mente sin transparencia posible donde surgen los milagros y los errores, escribe Montserrat Álvarez en esta breve columna que recrea nuestra antigua fascinación por los autómatas y se burla de los programas de «inteligencia artificial».
Especulando con las posibilidades de colonizar el Planeta Rojo, la ciencia llevó a Marte a todos los ámbitos del arte y la ficción.
La fascinación humana por los astros es mucho más antigua que las sondas espaciales...
De Julio Verne a la “música de las esferas” de Vangelis, que puso banda sonora al espacio exterior, pasando por Georges Méliès y David Bowie, nuestra cultura es... marciana.