El empresario argentino Juan Pedro Schaerer dijo ayer que luego de mucho tiempo recuperó las esperanzas de saber qué pasó con su hijo, el joven Christians Schaerer, quien fue secuestrado en Corrientes en el año 2003 y que presuntamente fue asesinado en nuestro país. La captura de uno de los presuntos miembros de la banda podría echar luz al caso.
La detención en Portugal de los secuestradores argentinos Rodolfo José Lohrmann y José Horacio Maidana, confirmada hace apenas cinco días, podría haberse concretado ya hace 13 años si es que el entonces fiscal Rafael Fernández respondía al pedido de ayuda de la familia del joven correntino desaparecido Christians Schaerer, que localizó a los fugitivos en dicho país europeo, según una denuncia de su padre, el empresario Juan Pedro Schaerer.
Pedro Schaerer, padre del secuestrado Christians Schaerer, manifestó su deseo de que Rodolfo José Lohrmann, presunto secuestrador de su hijo, sea juzgado en Paraguay, aunque reconoció que probablemente el proceso se haga en Argentina.
La captura en Portugal de los secuestradores argentinos Rodolfo José Lohrmann y José Horacio Maidana, líderes de la banda que entre los años 2003 y 2004 perpetró en Paraguay los plagios de Mariángela Martínez, María Mercedes Elizeche y Sebastián Llano, supone también una nueva esperanza de justicia para la familia del joven argentino Christians Schaerer, capturado por la misma organización y, en la misma época, en la ciudad de Corrientes. La diferencia es que pese al pago del rescate, que se hizo en Ciudad del Este, Christians nunca apareció.
La captura en Portugal de los famosos secuestradores argentinos Rodolfo José Lohrmann y José Horacio Maidana reavivó las esperanzas de la familia de Christians Schaerer, quien continúa desaparecido desde hace más de 13 años. Su padre, Juan Pedro Schaerer, quien vive en Asunción, relató los detalles del plagio eterno del joven correntino, ocurrido en 2003.
El joven correntino Christians Schaerer fue visto con vida por última vez en mayo de 2004, según confirmó su padre Juan Pedro Schaerer, quien contó una anécdota más que triste.