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Delvalle, quien estuvo preso casi tres años, extraditado a Corrientes y luego liberado, aseguró que el que lo incriminó fue Juan Alberto Imbesi, “un testigo que nunca aportó pruebas” y que todos los procedimientos realizados en Edelira no estaban a cargo de la entonces fiscala Cynthia Lovera, sino de Schaerer, de quien dijo que actuaba “con mucha brutalidad y como si fuese él la máxima autoridad”.
“Cuando me apresaron, el 24 de septiembre de 2004 lo primero que recibí fue varias bofetadas de este señor, luego me vendaron los ojos y me trasladaron hasta Asunción”, afirmó.
Si bien dijo que “es un hecho triste” el secuestro del joven y lo que le toca vivir a los padres de la víctima, comentó que más de 40 personas fueron presas a causa de testigos falsos.
“Mi concuñada, pareja de mi hermano Ariel, Mariela Rojas, fue una de ellas y lo hizo por venganza”. Dijo que cuando estuvo preso en Tacumbú, nunca le tomaron declaración; sí en Corrientes pero ni siquiera fue sometido a juicio oral y público por la inconsistencia de la acusación. “Me liberaron y aquí estoy, no desaparecí, como se dijo en la prensa”, dijo.
Para Delvalle, quien reside en Edelira III, es una vergüenza que Schaerer vuelva a nombrarlo. “Estoy libre de culpa y cargo y no quiero que me molesten más”, afirmó. Arnaldo Arriola, otro de los que supuestamente debió asesinar a Christians Schaerer y no se animó, declaró ayer que “me arrestaron en Posadas, fui trasladado a la provincia del Chaco donde me torturaron y posteriormente a Corrientes, donde me liberaron”. Ambos fueron puestos en libertad por “falta de mérito”, dictada por el juez federal argentino Carlos Soto Dávila.
Víctor Vergara, en tanto, preso durante cinco meses por la misma causa, dijo que fue trasladado a Encarnación y ante la fiscala Zulma Memmel “protesté porque Schaerer me pegó unas bofetadas; como respuesta, la mujer ordenó a los policías que estaban allí que me volvieran a pegar”.