La capacidad de generar cambios sustantivos, de esos que de verdad dan a la sociedad un rumbo distinto, requiere por un lado de un liderazgo fuerte, contundente, y de un acompañamiento decidido, comprometido, de por lo menos algunos sectores organizados de la comunidad nacional.
Decía en la anterior entrega: “HC puede elegir comenzar su gobierno desde la retribución y la cooptación. O puede iniciarlo desde la imposición y la confrontación”... “Si el Presidente eligiera iniciar el gobierno desde la imposición, la confrontación es inevitable porque quiere decir que sus decisiones estarán orientadas por estrictos criterios técnicos y con pocas concesiones al stablishment.
Estamos en el momento del fin de la actuación del equipo de transición y el inicio de los famosísimos primeros 100 días. A alguien, por alguna razón coyuntural seguramente, se le ocurrió que la clave, lo importante, eran los primeros 100 días de gobierno.
Tenemos que poner todo el empeño para que de buena manera el Presidente electo entienda que el rumbo que le indican Lugo y Nicanor, grandes operadores del bolivarianismo, es el que no quiere seguir el país. Digo, él ganó las elecciones con el voto de los colorados que querían volver al poder y porque, estos junto con otros, no querían seguir con el rumbo perfilado e iniciado por Nicanor Duarte Frutos y consolidado con Fernando Lugo acompañado por un gobierno multicolor sin más aspiración que satisfacer sus apetitos. No romper con esa tendencia sería una verdadera traición a sus electores y a la esperanza de mucha gente.
Los paraguayos tenemos un proceso hacia la democracia que todavía nos decepciona en términos de capacidad de responder con eficacia a las demandas de la sociedad, sobre todo en cuestiones que tienen que ver con el mejoramiento de la calidad de vida de nuestros compatriotas y muy especialmente de los sectores más carenciados.
El proyecto bolivariano dirigido por el Castro/Chavismo en América Latina tiene suficiente fuerza para arrastrar momentáneamente a sus posiciones, por razones de conveniencia económica o comercial, a algunos países, y por razones de política internacional a otros.