No se conoce mucho acerca de la vida de Bárbara Longhi, contemporánea de artistas tan notables como Sofonisba Anguissola y Artemisia Gentileschi y nacida el mismo año que la boloñesa Lavinia Fontana, 1552, en la ciudad de Rávena. Como muchas otras pintoras de la época, aprendió su oficio en el taller de su padre.
Con su famosa Academia fundada por los hermanos Annibale y Agostino Carracci y Ludovico, su primo (la «Accademia degli Incamminati», de postulados clásicos contrarios tanto al Manierismo como al naturalismo de Caravaggio), los principales exponentes del Clasicismo en su momento, a quienes se unieron posteriormente Guido Reni y Domenico Zampieri, la ciudad italiana de Bolonia fue un importante centro artístico durante los siglos XVI y XVII. En ella nació Lavinia Fontana, famosa como retratista de la nobleza y también por sus desnudos en pinturas religiosas y mitológicas.
La admiraron Miguel Ángel y Van Dyck, la elogió Vassari, su obra formó parte de las más calificadas colecciones (como la de Fulvio Orsini, que pasó a los Farnese), y, pese a todo, cayó en el olvido. Tras su muerte, sus obras fueron atribuidas a Zurbarán, Tiziano y varios otros: siguiendo con la historia de las Mujeres Pintoras, hoy recordamos a Sofonisba Anguissola (1532-1625) en el Suplemento Cultural.
Sus retratos se caracterizan por el notable realismo, el clima de introspección e intimidad y los juegos de sombras; sus personajes, que posan generalmente contra un fondo oscuro, y nunca miran al espectador, se muestran serenos y dueños de sí, llenos de mesura y de una discreta y tranquila dignidad, como si trasuntaran ya los valores que estaba difundiendo la Reforma protestante. Siguiendo con la historia de las mujeres pintoras, hoy recordamos a Catharina van Hemessen (1528-1587) en el Suplemento Cultural.
Siguiendo con la historia de las mujeres pintoras, hoy recordamos a la monja pintora de la Florencia renacentista que fue elogiada por Giorgio Vasari, la dominica tres veces priora del convento al que ingresara como novicia a los catorce años de edad, la seguidora de las prédicas por las cuales el vehemente Girólamo Savonarola sería quemado en la hoguera en la plaza pública: Pulisena Margherita Nelli (Florencia, 1524-1588), más conocida, tanto en el convento como en el mundo del arte, por su nombre religioso, con el que firmó sus obras, Sor Plautilla.
De la mano de la artista, dibujante e ilustradora –cordobesa por nacimiento y luqueña por elección– Andrea Piccardo comenzamos esta «pequeña contribución a la difusión de la vida y la obra de artistas ausentes en la mayoría de los libros de arte»: la historia de las mujeres pintoras. Hoy recordamos a la sucesora de Hans Holbein y colega de Nicholas Hilliard en la corte inglesa, la primera mujer miniaturista del Renacimiento y la primera mujer contratada como pintora por una casa real: Levina Teerlinc, de cuya muerte se cumplen 440 años este 2016.