2 de noviembre de 2024
El 9 de junio pasado, un joven de 31 años murió en un centro de rehabilitación “mau”, lo cual fue caratulado como suicidio. Seis días después, el 15, otro de 22 años murió al ser baleado por guardias de seguridad privada, cuando se encontraba al mando de un auto denunciado como robado. Más allá de las particularidades de cada caso, detrás de estas vidas perdidas hay una historia de abandono del Estado.