PRESIDENTE FRANCO. Los constantes cortes de energía eléctrica en el mercado municipal fue tema de debate en la última sesión de la Junta Municipal. La situación dio pie al cuestionamiento sobre la funcionalidad del centro de compras y las pérdidas económicas que se generan en la institución municipal.
A principios del año pasado el ahora exdirector del Mercado Municipal de Abasto, Víctor “Oti” Sánchez Villar, prometía modernizar la administración mediante la adquisición de computadoras. Cuando renunció al cargo, el 21 de octubre pasado, luego de más de un año de gestión, ni siquiera había elaborado el listado de los 1.650 permisionarios. Inició un censo para determinar la cantidad de los permisionarios legales y mau, pero no pudo continuar porque prosiguieron las manifestaciones de los locatarios e inclusive lo amenazaron de muerte, argumentó.
La Dirección del Mercado Municipal de Abasto nunca tuvo una lista de permisonarios, sino que los funcionarios se manejaban con una planilla informática en la que aparecen los datos de cada uno de los locatarios. Recién ahora, después de la intervención, se está elaborando la nómina, según fuentes cercanas a la institución.
Los intendentes de los municipios de General Delgado, San Cosme y Damián y Coronel Bogado firmaron un importante convenio de cooperación en el rubro agropecuario. “El objetivo es garantizar la comercialización de productos de granja de los aproximadamente 150 pequeños productores de las tres comunidades”, explicó el jefe comunal de este último distrito, Héctor Céspedes (PLRA).
El Senave (Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas) informó el decomiso de 4.140 kilos de tomate y zanahoria, que no tenían documentación respaldatoria para su ingreso y comercialización legal en nuestro país. Fue en un operativo realizado en la noche del martes último en el bloque “A” Mercado de Abasto de Asunción.
El desorden, la permisividad y hasta la corrupción que imperan en el Mercado de Abasto de Asunción generan un problema central para la horticultura, porque frenan y hasta imposibilitan que la comercialización de productos nacionales se haga en forma racional y rinda beneficios justos al pequeño agricultor. Sus estadísticas son irreales y propician constantes distorsiones en los precios, que hacen imprevisible el mercado.