Un cortocircuito generado durante los trabajos de retiro de cables de distribución provocó cerca del mediodía de ayer el disparo de los transformadores 1 y 2 en la estación San Lorenzo, con la consiguiente pérdida del anillo de 66 kV, dejando nuevamente fuera de servicio una gran parte del área metropolitana.
Los análisis de muestras de agua que fueron realizados por la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) en la zona donde está instalada la subestación de la ANDE, en Laurelty, San Lorenzo, dieron como resultado que no hay presencia de PCB-Askarel.
Esta mañana, a las 7:30, se llevará a cabo una reunión del equipo técnico interinstitucional, conformado por la ANDE con representantes del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS), Secretaría del Ambiente (Seam) y Cuerpo de Bomberos Voluntarios del Paraguay (CBVP). En la ocasión se darán a conocer detalles de los trabajos realizados a la fecha para la mitigación ambiental, tras el incendio registrado el pasado 14 de octubre, en la subestación de San Lorenzo.
Los fondos que destinará la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) al plan de gestión ambiental del predio incendiado en San Lorenzo forman parte de la línea de crédito que le otorgó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la Línea de 500 kV Ayolas-Villa Hayes.
Un equipo dirigido por fiscales investiga las causas del incendio registrado en el predio que la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) posee en San Lorenzo, informaron ayer fuentes del Ministerio Público.
En 2012, cuando se denunció la existencia de un “cementerio de transformadores” de la ANDE en San Lorenzo, una empresa realizó el inventario con los porcentajes de todos los transformadores, por voltaje, tamaño, peso y cantidad de aceite que tenía cada uno. El resultado fue que se almacenaban 974.644 litros de aceite; de los cuales, el 40% estaba libre de PCB; el 20% estaban contaminados con PCB; 23% contaminados con PCB hasta 2.000 partes por millón y tenía PCB puro o superior a 2.000 partes por millón, el 17%. El encargado de dicho trabajo fue el Ing. José Amarilla, quien elaboró un plan para eliminar los elementos tóxicos en cuatro etapas y, según explica, todavía se puede llevar a cabo.