Me encontraba en una reunión familiar en el norte de España, concretamente en el restaurante Gran Talaso de San Xenxo, en Galicia, cuando me entró una llamada de un cliente. Quería hacerme una consulta urgente. Tenía un problema -así lo veía él- ya que se había enterado (de una “muy buena fuente”) de que uno de sus hijos había montado un negocio con ayuda de un amigo que, aunque no implicaba directamente hacerle la competencia, se servía de sus clientes para fines comerciales. Mi cliente dudaba, no sabía qué hacer, pues era la primera vez que le sucedía algo parecido.
Las profundas transformaciones de la economía mundial y sus efectos, tanto internos como externos, también están afectando a muchas empresas, en su mayoría de propiedad familiar.
Heredar no es tan fácil como muchos piensan y eso bien lo saben aquellos jóvenes que a corta edad asumen delicadas funciones en la estructura empresarial familiar. En el país, varias empresas ya son lideradas por la segunda generación. Continuar con la visión de la compañía y aportar ideas son algunos de los desafíos que se plantean.
El Instituto Latinoamericano de la Empresa Familiar (ILAEF), delegación paraguaya, se encuentra desarrollando un seminario dirigido a personas que trabajan con empresas familiares.
De acuerdo a las estadísticas de otros países, de las empresas familiares, solo un 30% logra pasar con éxito a la segunda generación, 15% lo hace a la tercera y tan solo 5% llega a la cuarta, según el profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo, Carlos Folle, quien dio un seminario para empresarios ayer.