Las aguas de cauces naturales y piscinas de concentración masiva pueden ser foco de infecciones, tanto para personas adultas como para los niños.
Se acrecientan el desorden y la violencia en el área de protección del lago Acaray en el Km 8. Ayer sus playas quedaron regadas de basura dejada por veraneantes, quienes acuden ahí pese a que la Comuna avisa que el agua tiene coliformes fecales. El miércoles, ebrios atacaron una patrullera de la Policía en esa zona.
Cientos de bañistas llegaron a la playa de Itá Enramada, que como muchas otras, no está apta para el uso recreativo por el alto grado de contaminación; sin embargo, nadie se encarga de evitar el ingreso, además de cuidar que no ocurran ahogamientos.