La historia debería habernos enseñado que el invierno no siempre es un estado puramente estacional. Que en realidad puede durar un poco menos o mucho más que los simples meses que marcan el calendario anual. Sobre todo al descubrir algunos rincones escondidos como los parajes del Guairá.
Antes de que el cementerio de La Recoleta acogiera los restos de madame Lynch, en 1970, una tumba los albergó desde su muerte, en 1886, en el cementerio Père Lachaise de París. Todavía existe hasta hoy y aún resume un retazo de la historia del Paraguay.
Pronto se cumplirá el sesquicentenario de los procesos militares iniciados el 16 de octubre de 1868 tras la denuncia de una conspiración contra Francisco Solano López y terminados con la ejecución de cientos de personas en San Fernando. Hoy, la historiadora Ana Barreto Valinotti y el fotógrafo Fernando Allen Galliano nos traen sus palabras e imágenes desde el escenario de uno de los episodios más terribles de la «Guerra Grande».
La historiadora Ana Barreto Valinotti comenta el álbum gráfico Imágenes Insurgentes. La Guerra Civil de 1947, con fotografías que recuperan aspectos desconocidos de la guerra que asoló al país hace 70 años y con análisis de Carlos Gómez Florentín, Carlos Pérez Cáceres y Hérib Caballero Campos.
En pleno centro de la capital paraguaya, frente al viejo Lido Bar, hay un edificio que la «Guerra Grande» dejó por largo tiempo inconcluso y al que, terminado ya y convertido en el Panteón Nacional de los Héroes y Oratorio de la Virgen de la Asunción, regresaría en el siglo XX, fantasma bélico mitificado en un país que intentaba releer su historia, el Mariscal López, que ordenara construirlo como capilla en 1864, nos cuenta en este artículo la historiadora Ana Barreto.
En pleno centro de la capital paraguaya, frente al viejo Lido Bar, hay un edificio que la «Guerra Grande» dejó por largo tiempo inconcluso y al que, terminado ya y convertido en el Panteón Nacional de los Héroes y Oratorio de la Virgen de la Asunción, regresaría en el siglo XX, fantasma bélico mitificado en un país que intentaba releer su historia, el Mariscal López, que ordenara construirlo como capilla en 1864, nos cuenta en este artículo la historiadora Ana Barreto.