Si la venta de 100 megavatios de la usina de Acaray al mercado libre brasileño era un “ejercicio y una prueba”, a estas alturas ya se puede decir que el proceso ha servido para algo: para reconfirmar que la ANDE no está en absoluto capacitada para participar en el negocio moderno de la energía, y mucho menos para manejar los intereses de un país que, en los papeles, es uno los mayores productores percápita de energía eléctrica del mundo. La inoperancia de la ANDE es uno de los principales motivos por los cuales Paraguay nunca ha podido realmente aprovechar su enorme potencial energético para su desarrollo. Hace 55 años que se terminó Acaray, hace 40 años que comenzó a generar Itaipú y hace 30 años, Yacyretá. En todo este tiempo, la ANDE no ha logrado que ni el 20% de la matriz energética nacional sea eléctrica. Paraguay ni usa su energía ni la vende, prácticamente regala sus excedentes.