4 de mayo de 2025
Los escoceses de The Twilight Sad acaban de anunciar una gira británica de invierno 2024. Poco antes, en agosto, el cuarteto publicó en su cuenta de Instagram que pronto celebrarán importantes aniversarios: «Han pasado 10 años desde que lanzamos Nobody Wants To Be Here And Nobody Wants To Leave…».
Que sea noticia esta semana porque el modder roocker666 ha encontrado entre los archivos del primer juego diseños que no llegaron a aparecer en la versión final y que han estado ocultos durante todos estos años es un grato motivo para hablar de Silent Hill.
El rock, grito de rebeldía contra una sociedad hipócrita y represiva, rompió con la tradición y nació marcado por el imperativo de lo nuevo –de hecho, renovó la música, los valores, las ideas y la cultura en general–; el rock, afirma en este artículo el músico paraguayo Horacio Bendlin, no solo es un ritmo, sino una forma de vida, que desde la década de 1950 en adelante ha sido una marca –quizá la más importante– de identidad generacional. Hoy, en nuestra época de sampleos, tributos, remixes y clásicos, el espíritu del rock, espíritu de innovación, de inconformismo, de desafío y ruptura, ¿sigue vivo? ¿O estamos en una crisis que nadie quiere reconocer, que todos tenemos miedo de admitir?
En estos días eléctricos, surcados por ondas lumínicas y sonoras, en estos días de radio y de luz, la emisora radial en funcionamiento más antigua de Paraguay, Cáritas, acaba de celebrar un nuevo cumpleaños y la exposición acerca del hombre que diseñó nuestra época, Nikola Tesla, exposición que recorre ahora el planeta, acaba de abrirse al público en Madrid.