La mudanza de la Penitenciaría Regional de Ciudad del Este al nuevo Centro de Reinserción de Minga Guazú quedó frenada y la superpoblación es cada vez más insostenible. El 30 de mayo pasado se hizo el traslado de 40 personas privadas de su libertad, pero hasta la fecha no hubo nuevos traslados.
El penal de Tacumbú, la vieja prisión que por décadas fue solo un “cementerio” de seres vivos, hoy muestra una nueva faceta ya que se está apuntando a la reinserción de los internos; para eso se transformaron algunos pabellones y, con ayuda de instituciones del Estado y varias iglesias, se ayuda a los presos a aprender oficios.
La contratación de reclusos para la prestación de servicios al Estado o a las municipalidades es una de las alternativas para lograr la reinserción laboral de los convictos, con vistas a su rehabilitación y su posterior reinserción a la sociedad. Esta experiencia, vigente en la Argentina, fue compartida con autoridades nacionales por una delegación de activistas penitenciarios del vecino país, cuyos miembros también visitaron cárceles de Asunción y Coronel Oviedo.