Ahora, “Pabellón de la Vida”

El penal de Tacumbú, la vieja prisión que por décadas fue solo un “cementerio” de seres vivos, hoy muestra una nueva faceta ya que se está apuntando a la reinserción de los internos; para eso se transformaron algunos pabellones y, con ayuda de instituciones del Estado y varias iglesias, se ayuda a los presos a aprender oficios.

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Dentro del reclusorio en un recorrido nos encontramos con varios microempresarios que empezaron forrando termos y hoy proveen a otras empresas de mercaderías, facturando importantes cantidades de dinero. ABC Color inició una serie de notas apuntando a los programas de reinserción de los internos y los materiales pueden ser vistos en http://www.abc.com.py/abc-tv/locales/reinsercion-en-tacumbu-1351138.html.

El tristemente célebre “Pabellón de la Muerte” hoy remodelado es el “de la Vida”, donde 82 internos trabajan haciendo artesanías, bordados de remeras, y próximamente iniciarán con cursos de corte y confección; el lugar que antes era conocido por los hechos violentos hoy es un oasis en medio del hacinamiento y la delincuencia.

En este sitio no hay guardias, son los mismos internos los que se ocupan de cuidarse entre ellos y se rigen por reglas de convivencias muy estrictas, los que no cumplen no pueden seguir en el programa integral de reinserción.

También está el Pabellón “Libertad”, donde están montadas varias microempresas que trabajan en diferentes oficios. Están los que forran termos, hacen bordados de remeras, pelotas y hasta hacen globos locos que son vendidos a empresas.

Estos sectores están monitoreados por cuatro iglesias, tres protestantes y una católica. Estos sectores son un oasis dentro de un penal que es viejo y tiene el gran problema del hacinamiento. Los presos que no se adecuan al trabajo y las reglas de conducta no pueden seguir gozando de los beneficios.

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