El refrescante mosto helado ayuda a los peregrinos a recobrar fuerzas para seguir cuesta arriba en su camino hacia la Basílica. En la compañía Pedrozo una familia oriunda de Caacupé ofrece la bebida que viene preparando para la festividad desde hace 39 años.
Como lo manda la tradición paraguaya, el mosto helado y el chipá calentito están siempre en la ruta del peregrino. El ingenio hace que aparezcan trapiches movidos a fuerza de buey o con motores de motocicletas. Este año la caña de azúcar da un zumo bastante dulce y sabroso, coinciden los más antiguos vendedores apostados en el camino a Caacupé.
Ofrecer mosto helado se está poniendo de nuevo a la moda. Con altibajos, la bebida subsiste y nunca desapareció. Su venta ha dado sustento a las más humildes familias, como la de doña Anacleta Arzamendia, que mantiene como tradición. Otros, ahora le ponen el toque de innovación, con trapiches modernos, limón y piña.
Los comerciantes de mosto, una tradicional bebida hecha a base de caña de azúcar, ponen a disposición de los peregrinantes su producto, elaborado de formas tradicionales y novedosas.