Combatiendo al calor con ingenio

Los comerciantes de mosto, una tradicional bebida hecha a base de caña de azúcar, ponen a disposición de los peregrinantes su producto, elaborado de formas tradicionales y novedosas.

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En una tarde con 34 grados de temperatura como la que tiene lugar este sábado en Cordillera, para los peregrinantes que se dirigen a pie a Caacupé a celebrar mañana, como todos los años, la fiesta de la Virgen de esa ciudad, una bebida fría no solo es un gusto, sino una necesidad, que afortunadamente una gran cantidad de modestos puestos de venta buscan satisfacer.

Entre esos destacan los puestos de mosto, una bebida elaborada a partir del zumo de la caña de azúcar.

A lo largo del tramo de la Ruta II cercano a Kurusú Peregrino, donde el flujo de peregrinantes se ha mantenido estable, se pueden ver numerosos puestos de venta de la bebida, incluyendo varios que la elaboran empleando trapiches artesanales de madera de gran tamaño para exprimir las cañas de azúcar y extraer el zumo.

La mayoría de los comerciantes venden el mosto a 4.000 o 5.000 guaraníes por litro. Dominga Martínez, una de las vendedoras, calcula que habrá vendido cerca de 200 litros para cuando la jornada religiosa haya concluido mañana. Desde ayer, cuando instaló su puesto –que opera tanto con un trapiche tradicional de madera como con uno a motor eléctrico- en la ruta, ya vendió unos 80 litros. Otros comerciantes hablan de cifras similares.

Alejándose un poco más de Kurusú Peregrino en dirección a Ypacaraí, uno puede encontrarse con un puesto que elabora su mosto en la carcasa de una vieja camioneta, empleando una batería de automóvil para alimentar el motor que tritura la caña.

Su dueño, Lino Cáceres, guarda botella tras botella de mosto en una congeladora repleta de hielo y agua, mientras acarrea más cañas hasta su camioneta Toyota de la década de 1970 convertida en fábrica móvil de mosto.

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