Comienza noviembre, como cada año, con las festividades religiosas del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. En este artículo, el antropólogo Marcelo Bogado ahonda en el sentido de los diversos rituales, antiguos y modernos, de recordación de los muertos.
Desde tempranas horas de ayer los católicos visitaron los cementerios para recordar la solemnidad de Todos los Santos, instituida para honrar a aquellos fieles que se han destacado por su compromiso evangélico y, sin embargo, no figuran en el santoral. Igualmente, hoy en el Día de los Difuntos muchas familias visitarán los cementerios para renovar las flores, cambiar el paño de la cruz o prender una vela a sus seres queridos fallecidos.
LA PAZ Miles de cráneos humanos fueron objeto este domingo en Bolivia de la celebración del “día de las ñatitas” o sin nariz, pues sus dueños les atribuyen poderes milagrosos y la capacidad de comunicarse con los vivos por medio de sueños.
En la víspera del Día de los Difuntos, varios decidieron ir hoy a los cementerios a visitar las tumbas de sus seres queridos. Los más beneficiados fueron los vendedores de flores.
El 2 de noviembre es Día de los Fieles Difuntos. Lo establecen el Pintoresco Almanaque Brístol y otros textos sagrados. Es una conmemoración de origen medieval que los colonizadores ibéricos trajeron a América, donde se acomodó fácilmente, ya que la mayoría de los indígenas poseían cultos a los ancestros. Los guaraníes, por ejemplo, daban a los lugares de inhumación de sus parientes la mayor categoría de sacralidad. Los misioneros supieron aprovechar muy bien este sentimiento para afincarlos en las reducciones, luego de instalar allí los camposantos.
A pesar de la intensa jornada de lluvia de ayer, los fieles católicos visitaron los cementerios para llevar flores a sus familiares difuntos. La Iglesia Católica celebró la fiesta de Todos los Santos para honrar a los cristianos no canonizados, pero que ya “gozan de la presencia de Dios”. Hoy se recuerda el Día de los Difuntos.