Arrancó tímido. Como aquel invitado de bajo perfil en fiesta grande que, lentamente, va desinhibiéndose con el correr de los minutos, entre tragos y música. Momento después, se adueñó del escenario. El DJ debía observarlo para lograr su aprobación para el siguiente disco. Miradas de admiradoras espontáneas y de aquellas que anhelaban su presencia hace tiempo. También del grupo preocupado porque acaparaba demasiado.
Terrible ausencia, los que vivimos los mundiales modernos seguimos buscando a Alemania en los emparejamientos, algún desprevenido dirá que hay un error en las llaves, que está Japón y no Alemania, un gran ausente al que nadie extrañará, porque los teutones son el rival al que nadie quiere enfrentar en un mano a mano, de esos que marcan la supervivencia o el retorno a casa. Pregúntenle a Argentina, víctima de los germanos en los últimos tres mundiales, o a Brasil, que, gracias a Corea, sepultó el oprobioso 1-7 de Belo Horizonte.
Uno supera la treintena y el otro aún no llega a los 20; uno es un goleador consumado y el otro está llamado a ser la próxima superestrella del fútbol. Edinson Cavani y Kylian Mbappé prometen un gran duelo en cuartos de final del Mundial (el viernes) si el atacante celeste logra recuperarse de la lesión que sufrió en octavos contra Portugal.
Europa, con seis representantes y dos campeones mundiales, y Sudamérica, con dos selecciones que también supieron alzar la Copa del Mundo, dirimirán en Rusia la corona que dejó vacante Alemania, eliminada en primera ronda. Así lo determinaron de antemano los octavos de final que se cerraron ayer con la clasificación de Inglaterra, uno de esos campeones mundiales europeos, por penales ante Colombia.
Fernando Hierro renunció ayer como DT de España, uno de los grandes candidatos que se despidieron antes de lo previsto de un Mundial de Rusia con varias sorpresas y cambios anunciados o imprevistos en distintas selecciones. Paradójicamente, Hierro es el último apenas de una lista de entrenadores que dejaron o dejarán sus cargos.