En la antigüedad y en la Edad Media se exigía como requisito para el acceso a cargos religiosos o públicos una figura que se denominada “Limpieza de sangre”. La observancia de este requisito fue indispensable para la admisión en instituciones militares, civiles y eclesiásticas, y se convirtió en una cuestión de honor pasarlo.
Ser dirigente colorado es una condición que excluye para la postulación de cualquier cargo público, lamentó ayer Mario Martín Arévalo, miembro de la Junta de Gobierno. Señaló que la ANR debería pronunciarse en contra de esta “discriminación”.
El presidente del P-MAS, Camilo Soares, descartó los rumores que lo ubicaban como nuevo jefe de Recursos Humanos del Instituto de Previsión Social (IPS). Dijo que no aceptará ningún cargo público en este Gobierno.