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Pero no todo es color de rosa. Los préstamos “no reembolsables” no están exentos de discusiones y el compromiso del Gobierno de Taiwán sería financiar la totalidad de la obra, independientemente del monto adjudicado, aunque esto nunca se aclaró e inicialmente se hablaba de una inversión de US$ 1.200.000.
Lo concreto es que el intendente de Villarrica, Gustavo Navarro (ANR), resolvió contratar a Juan Carlos Sánchez Báez (63) (Mes Traiding & Service) por G. 7.690 millones y desechar la oferta de unos G. 10.780 millones del Consorcio Guairá, según lo dio a conocer el 7 de octubre pasado la Unidad de Contrataciones Públicas (UOC) de la Comuna.
La contratación de la empresa con la oferta más barata no llamaría la atención si el representante legal e hijo de Juan Sánchez, Marcelo Eduardo Sánchez Quintana (31), no estuviera vinculado al ministro de Agricultura y senador con permiso Rodolfo Friedmann Alfaro (ANR, Añeteté), exgobernador de Guairá y aliado político del jefe comunal de Villarrica, como afirman varias ediles guaireños. Las fuentes indican que se trataría de una relación indirecta para direccionar este contrato específico, pero los concejales consultados prefirieron no referirse al respecto y algunos negaron que exista conexión alguna.
Empresarios del sector de la restauración arquitectónica de patrimonios culturales conectan a Friedmann como “lobbista” para beneficiar a Marcelo Sánchez, aunque también hay que resaltar que son competencia y, por ende, parte interesada en el rubro.
Recordemos que Friedmann fue salpicado en varias oportunidades por supuesto tráfico de influencias en contratos y concesiones de esta Municipalidad a favor de su entorno y de presuntos testaferros. Siempre negó tener influencias o manejar indirectamente la institución municipal.
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En comunicación telefónica con Mes Traiding & Service, una gerente nos indicó que los directivos de la empresa no tienen que dar explicaciones sobre el caso, sino la Municipalidad. No quiso identificarse y dejamos abierta la posibilidad de que padre o el hijo devuelvan la llamada para dar su versión.
Sobre la adjudicación, aún falta que la Junta la refrende o la deniegue y la Comisión Asesora de UOC debe dictaminar primero para que luego se trate en el pleno. Es por ello que la licitación aún se encuentra en la etapa de evaluación, explicó el jefe de Contrataciones de la Comuna, Luis María Alderete.
Y a pesar de las sospechas de direccionamiento, la diferencia de precio a favor de la Municipalidad (G. 3.090 millones) es un argumento que parece más que suficiente para no objetar. Sin embargo, la oferta de la empresa ganadora está por debajo del 30% del precio referencial (G. 11.000 millones) y entra en el rango de inaceptable si no se puede justificar la composición de los precios unitarios ofertados, de acuerdo a las normas de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP).
El asesor de la UOC del Ejecutivo, Virgilio Ojeda Sosa, garantizó que se tuvo en cuenta este punto y que la baja oferta se justifica. El informe de evaluación indica que la empresa respondió y la explicación de los detalles de los materiales y cantidades fue satisfactoria y se ajusta a lo requerido en los planos de la obra.
El Consorcio Guairá está integrado por las empresas de Diego Rafael Beconi Ochipinti (Dibec Construcciones) y Alfa y Omega SA. El empresario y uno de los representantes legales de esta última, Carlos Velázquez, anunció que protestarán contra la adjudicación a su competencia.
Además del rango por debajo del precio referencial, el consorcio cuestiona la capacidad financiera de Mes Traiding & Service (Juan Carlos Sánchez Báez). La firma ganadora, por ejemplo, fue descalificada en septiembre último por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) en el concurso para refaccionar el templo de Yaguarón, precisamente por falta de liquidez y solvencia en la evaluación económica y financiera, de acuerdo al informe de evaluación de la UOC de esta cartera de Estado.
No obstante, en el informe de evaluación de la Municipalidad de Villarrica, los miembros del comité indicaron que ambas empresas cumplían con las exigencias económicas y financieras. En el documento también se observa que el Consorcio Guairá no cumplía con la cantidad ni antigüedad de personal contratado que era requerido en el pliego de bases y condiciones.
Alfa y Omega tampoco escapa a los cuestionamientos. Según el portal de DNCP, la empresa tiene en su historial 23 contratos con entes públicos y arrastra una amonestación y tres inhabilitaciones por incumplimiento de contrato y proveer información falsa. Esto, frente a los 45 contratos públicos de Mes Traiding & Service con una sola amonestación en su haber. En tanto que Dibec Construcciones suma 40 adjudicaciones y ninguna sanción.
El intendente Navarro sostuvo que todo el proceso es transparente, pero reconoció que puede haber errores y para ello está Contrataciones Públicas. Si el ente de control detecta irregularidades en la licitación y hace recomendaciones, la Municipalidad de Villarrica se adecuará a ellas, recalcó.
Agregó que si la empresa descalificada protesta, esperan que no lo haga de mala fe, para que el inicio de las obras no se retrase y lo más pronto posible la ciudad pueda volver a contar con su emblemático teatro.
La historia de un abandono
En mayo de 2012, cuando Fernando Lugo era presidente, las puertas del teatro municipal de Villarrica se cerraron con la promesa de que dos años después se abrirían para mostrar al público uno totalmente remodelado. Se había iniciado la primera parte del proyecto denominado “Puesta en Valor del Teatro de Villarrica” con un costo de G. 997 millones para modificar y agrandar solamente la estructura edilicia. La segunda parte, que aún no tenía presupuesto pero sí la promesa del Gobierno, iba a costar unos G. 2.000 millones y consistía en todo el equipamiento interior.
La primera etapa fue adjudicada al Consorcio EDEC Ingeniería, empresa que abandonó los trabajos por incumplimiento en los pagos durante la presidencia de Federico Franco. Luego de tres años de abandono, durante la administración de Horacio Cartes, el contrato original se retomó y se completó, dejando un teatro transformado en su infraestructura, pero aún destruido por dentro.
Las autoridades municipales y departamentales buscaron que el MOPC retomara el compromiso asumido en 2012 para culminar la refacción, pero no había fuente de financiamiento. También lo intentaron a través de otras instituciones como la Secretaría Nacional de Cultura (SNC). Pero el gobierno central dejó de lado el anhelo de los guaireños y, siete años después de tirar abajo el escenario, los reflectores, las butacas, etc., la remodelación del icónico teatro de la capital de Guairá podrá ser terminada con la donación del Gobierno de Taiwán.