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Al personal católico y evangélico consagrado –que llegamos a contar 73– hay que sumarle como mínimo 42 catequistas, agentes pastorales, sacristanes, notarios eclesiásticos y funcionarios administrativos como secretarios, recepcionistas, abogados, limpiadores, cocineras, auditores, conductores, etc., todos con sueldo del Estado y abocados a funciones espirituales. Esto de acuerdo a las nóminas de funcionarios con salarios proveídos por el Obispado Castrense y la Capellanía Nacional correspondiente a septiembre de 2019, y la nómina de funcionarios que publica la Policía Nacional en su portal web, del mes de agosto.
Teniendo en cuenta los sueldos que pagan las FF.AA. y la Policía, como también el presupuesto de insumos, inversiones y otros gastos que el Ministerio de Defensa contempla para el Obispado y la Capellanía, el Estado paraguayo destina al año un estimativo de G. 10.830 millones del erario público. El objetivo: la contención religiosa de efectivos militares y de la Policía.
El obispo castrense es designado por el Papa y actualmente es Adalberto Martínez Flores (68), titular también del obispado de Villarrica. Es la máxima autoridad del Ordinariato u Obispado Castrense, ostenta el rango de general de División de Capellanía y su cargo es de administrador apostólico. Entre sueldo (G. 10.140.298), unidad básica alimentaria (G. 808.456), subsidio para la salud (G. 211.256), bonificación por exposición al peligro (G. 2.208.857), bonificación familiar (G. 95.065), gastos de representación (G. 1.070.900) y responsabilidad en el cargo (G. 1.034.000), cuenta con una asignación mensual de G. 15.570.000.
En tanto que la Capellanía Nacional Evangélica abarca hasta el momento solo las Fuerzas Militares y su director es el coronel de la Justicia Militar Gumercinco Oviedo Sánchez (53), quien cuenta con una remuneración al mes de G. 17.210.000 entre sueldo, bonificaciones y otros beneficios. Es designado por el presidente de la República (comandante en jefe de las FF.AA.) a propuesta de los gremios más representativos como la Asociación de Pastores Evangélicos del Paraguay (APEP) y la Asociación de Iglesias Evangélicas del Paraguay (ASIEP).
Los capellanes ganan entre G. 4.000.000 y G. 17.000.000, pero también hay casos de sacerdotes católicos civiles que son contratados por G. 2.000.000, en tanto que la Capellanía Evangélica informó que hay 55 pastores civiles y voluntarios que trabajan ad honorem. El Obispado también informó que hay dos sacerdotes y tres diáconos retirados y jubilados que ya no perciben salarios.
Acá empezamos a detallar quiénes son los que cobran:
¿Asistencia o evangelización?
A grandes rasgos, se considera que los militares y los policías están más cerca de la violencia, la muerte, conflictos armados, guerras civiles, ponen en riesgo su vida para servir a la sociedad y necesitan, a diferencia de los civiles, una mayor contención espiritual. Además, en gran medida están acuartelados, por lo que de esta forma pueden ejercer su culto en las propias unidades castrenses. Al menos, este argumento justifica el destino de US$ 1.800.000 al año.
En una entrevista en marzo, el obispo Adalberto Martínez explicó que la mayoría de los países de la región tienen obispadados castrenses, como Argentina, Chile y hasta EE.UU. También aclaró que los capellanes no evangelizan, no hacen trabajo para captar más grey. Dice que brindan sólo una guía religiosa a los fieles católicos.
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Es que desde 1992 Paraguay es un estado aconfesional, según se entiende a partir del artículo 24 de la Constitución que establece que “...ninguna confesión tendrá carácter oficial” y agrega que “las relaciones del Estado con la Iglesia católica se basan en la independencia, cooperación y autonomía”.
Habla de cooperación y en ningún lado dice algo sobre el “Estado laico” que, de acuerdo a la doctrina del Derecho Internacional, es la separación total entre iglesia y Estado. Es más, para sancionar la Carta Magna, en el mismo preámbulo los constituyentes invocan a Dios (y escriben la inicial en mayúscula, por lo que se refieren al dios judeocristiano sin nombre).
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El Obispado Castrense y la Capellanía Evangélica son el claro ejemplo de que no hay una política laicista en el Gobierno. Ambos tienen el mismo objetivo: encargarse de la atención religioso-pastoral de los miembros católicos o evangélicos de las Fuerzas Armadas de la Nación y de la Policía Nacional. En la práctica, los capellanes ofician misas y otros ritos lutúrgicos y religiosos, hacen reuniones, encuentros, leen y explican tal o cual interpretación de la biblia, “ayudan” espiritualmente a los matrimonios y familias con problemas, visitan a los presos y a los enfermos, etc.
En definitiva, hacen una labor pastoral y desde un punto de vista constitucional es totalmente legal en un estado aconfesional. Los capellanes, católicos y evangélicos, reconocen que pregonan su doctrina y dogma dentro de los cuarteles. De hecho, los católicos levantaron varias capillas en predios estatales.
Un capellán evangélico, cuyo nombre no quiso que se publique para evitar inconvenientes con la ley marcial, nos contó que en sus encuentros, charlas, lecturas, etc., adoctrinan a sus fieles contra la ideología de género y las “tendencias abortistas que amenazan con destruir la familia”. Dan estos discursos en instituciones del Estado y con dinero del Estado.
Sin entrar en el debate de la discusión sobre las teorías de identidad de género, la Constitución garantiza también la libertad religiosa, la libertad de culto y la libertad ideológica. Y es que, además de considerar un despilfarro de dinero público mantener iglesias dentro de las FF.AA. y la Policía, otro de los principales cuestionamientos de los laicistas y detractores es que la presencia de sacerdotes y pastores -que en la práctica sí evangelizan- atenta contra estas libertades constitucionales.
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Otra crítica es el conflicto de intereses en caso de que la Iglesia católica o las iglesias evangélicas traten de asumir una postura crítica al Gobierno. Recordemos que el obispo Adalberto Martínez Flores, miembro de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) y obispo de la diócesis de Villarrica, es en definitiva también un funcionario público, al igual que los otros 72 religiosos que tienen salario del Estado.
Católicos vs. evangélicos
El Ordinariato u Obispado data de 1961 (en ese entonces una vicaría) y fue creado mediante un tratado entre el Estado paraguayo y la Santa Sede, acuerdo internacional renovado en 2002 con aprobación del Congreso mediante la Ley Nº 2.200. La Capellanía Evangélica Nacional nació recién en 2010 por la Ley N° 4.067, que modificó la organización general de las Fuerzas Armadas y se la incluyó junto al Obispado.
La presencia de la Capellanía es actualmente solo en las FF.AA., aunque las principales Iglesias hacen lobby para que se extienda también en la Policía y esperan que pronto se concrete. Según varias fuentes, existiría una puja entre los gremios evangélicos para la designación del capellán regente de la Comandancia policial.
Pero hay una diferencia muy notoria entre los católicos y los evangélicos: los sacerdotes católicos (a excepción del obispo castrense) son técnicamente militares o policías de carrera, pero no lo son de hecho, pues un presbítero ingresa directo como capellán y automáticamente adquiere un rango militar o policial. Con el tiempo va ascendiendo y cobrando de acuerdo a su antigüedad sin estar en los cuarteles con sus “camaradas”, sólo dedicándose a la misión pastoral, de acuerdo a la reglamentación del Cuadro de Armas de Capellanía.
De igual forma, un católico que sí egresa del colegio militar o policial puede optar por la vocación clerical y acudir al seminario. Durante todo este tiempo de estudio es liberado de sus responsabilidades a fin de internarse en el seminario y dedicarse de lleno. De más está decir que siguen cobrando, según confirmaron desde el Obispado. Las FF.AA. tienen actualmente ocho seminaristas y la Policía, tres.
En cambio, los evangélicos no la tienen tan fácil. Los pastores son militares que estuvieron en el cuartel, que primero hicieron carrera y luego pasaron a ocupar el cargo de capellán, nos explicaron varios pastores que pasaron por este proceso. En el caso de la formación, los aspirantes cumplen servicio activo como militares y estudian magisterio fuera del horario de los cuarteles, por ejemplo a la noche, para luego postularse.
Otro detalle de los católicos es que los capellanes no están limitados a atender únicamente a una unidad, división o jefatura militar o policial. Pueden dedicarse a labores pastorales en parroquias civiles y acudir a los cuarteles cuando es necesario.
Información oculta
Si uno entra a la página web de las Fuerzas Militares o a la de la Secretaría de la Función Pública (SFP) para averiguar cuánto ganan los capellanes militares, puede constar que los datos no son de acceso público. De esta forma, la institución, a cargo del comandante Eladio Casimiro González Aguilar, viola el artículo 7° de la Ley N° 5.189, que establece la obligatoriedad de la provisión de informaciones sobre las remuneraciones de los funcionarios públicos. La normativa ordena que toda esta información se suba a la web y se actualice mensualmente.
A través del Portal de Acceso a la Información Pública del Gobierno solicitamos la nómina completa con sus respectivos salarios, pero los datos se respondieron de forma parcial e incompleta. El Obispado y la Capellanía remitieron nóminas de 113 funcionarios y en ellas aparecía la remuneración de solo el 56%, pues muchos otros cobran directamente a través de las FF.AA. o la Policía Nacional sin pasar por sus departamentos financieros, según se aclaró en la misma contestación.
Al cotejar con datos de la Policía (que sí se suben a su página en Internet) confirmamos que hay al menos 115 funcionarios y no se descarta que el plantel sea aún mayor. Además, con los salarios de los que cobran a través la Policía llegamos a conocer concretamente las remuneraciones del 75% de los funcionarios.
Para sacar un cálculo global tuvimos en cuenta los rangos militares y estimamos los montos de los ingresos que faltaban en la lista, lo que nos dio un gasto anual en salarios de alrededor de G. 10.724 millones. Y a esta cifra le sumamos el presupuesto del Ministerio de Defensa destinado a gastos como mantenimiento, alimentación, insumos de oficina, combustible, etc., del Obispado y la Capellanía, que es de unos G. 605 millones.
Actualmente, está en curso un pedido de reconsideración para que las Fuerzas Militares actualicen la respuesta teniendo en cuenta los desembolsos que también hacen los distintos estamentos militares.
Un último detalle llamativo: por razones obvias de dogma y doctrina, no hace falta decir que el clero y el resto del personal consagrado está conformado por varones. Pero, del funcionariado laicos son mujeres menos del 30%: una asesora y una auxiliar jurídica, una agente pastoral, dos secretarias parroquiales, dos notarias eclesiásticas, tres cocineras y dos comisionadas a funciones administrativas.