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En las últimas semanas se han promocionado numerosas actividades para aquellos compatriotas que están buscando un empleo, muchos de ellos su primera oportunidad. Cualquier sondeo o encuesta que se realice en el país tiene como denominador común entre las principales preocupaciones de la ciudadanía la necesidad de un trabajo. El presidente de la República, Santiago Peña, tanto durante su campaña proselitista al sillón del Palacio de López como en sus primeros meses en funciones, ha insistido en su promesa de creación de al menos 500.000 puestos de trabajo durante los cinco años de su administración. De momento, los propios números oficiales no lo ayudan, pese a que en su informe de ayer ante la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana (ANR) haya afirmado que “en estos nueve meses de Gobierno hemos creado más de 78.000 puestos de trabajo”.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) reveló en su último informe de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que el desempleo ha pasado de 5,2% al 6,9% en el primer trimestre del presente año en comparación al último del 2023. Esto representa 212.740 personas que no han encontrado trabajo al menos de una hora en una actividad económica en los siete días anteriores a la entrevista, en los que haya estado disponible y buscado activamente una ocupación. El porcentaje de desempleo representa unas 50.000 personas más que el último trimestre del año pasado.
La misma institución menciona que actualmente hay 1.185.401 personas que desarrollan trabajos independientes, sector donde también se ha apreciado una reducción de al menos 75.000 personas respecto al trimestre último del año anterior. La mayor parte de este grupo corresponde a los microemprendedores. Si se compara este segmento con el primer trimestre del año pasado se aprecia un crecimiento de apenas 12.400 puestos, absolutamente insuficiente para considerarlo al menos como un avance.
El mismo Instituto nos muestra que al cierre del primer trimestre del año la población ocupada “no agropecuaria” suma 2.416.501 personas, de las que el ¡62% se desempeña en la informalidad!, es decir más del millón y medio de los ocupados. Haciendo un breve resumen se aprecia que unas 300.000 personas presentaban algún inconveniente de empleo en el periodo de referencia considerando los segmentos de desocupados y subocupados. Como podrá apreciarse, los datos no son muy esperanzadores.
Uno de los sectores más golpeados durante los primeros meses de la actual administración corresponde a las obras públicas, entre ellas las obras viales. Se trata de un sector de efecto trascendente en la generación de fuentes de trabajo, con importante impacto multiplicador en toda la economía. El INE ha revelado también que el sector público ha incorporado 3.373 personas en el primer cuatrimestre del año, en tanto otros sectores de ocupación se han visto afectados, especialmente aquellos relacionados a la agricultura, industrias, servicios y comercios.
Un informe del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) indica que en el primer cuatrimestre del 2024 la inversión pública ha tenido una estrepitosa caída del 67%, mientras los gastos del Estado en servicios personales se han incrementado en 7,3% en el mismo periodo. Para tener idea de las prioridades del presupuesto público solo basta observar que en los primeros cuatro meses el presupuesto ha destinado casi 900 millones de dólares a remuneraciones de funcionarios en tanto ha canalizado apenas 81 millones de dólares a las inversiones públicas.
En sus nueve meses de mandato el presidente Peña se ha ausentado del país cerca de 60 días, en viajes destinados a cumplir compromisos protocolares, aunque en muchos de ellos se incluyó la búsqueda de nuevas inversiones en territorio nacional para la generación de puestos de trabajo. Al menos eso es lo que se ha sostenido en los discursos oficiales. No cabe cuestionar al mandatario tan auspicioso objetivo, sin embargo, resultaría de suma importancia que las instituciones oficiales expliquen a la ciudadanía los frutos de esas expediciones.
Además de viajar, el mandatario de turno debería ocuparse durante su estadía en nuestro país de otros temas que en realidad afectan seriamente a la posibilidad de incentivar las inversiones nacionales y extranjeras. Quedan pendientes reformas estructurales prioritarias, como la del régimen de la Caja Fiscal y la ley que rige a los funcionarios públicos (ley del servicio civil), solo por citar algunas. También debería impulsar fuertemente la rescisión de contratos innecesarios como el de los nepobabies, antes que defenderlos. Además de la necesaria y urgente racionalización de los gastos públicos, disminuyendo drásticamente los contratos de personal. Esto dará oportunidad a priorizar las inversiones que contribuirán a la ocupación de muchos compatriotas.
Para dar fiabilidad a la inversión privada también es fundamental fortalecer las instituciones de la República. Mientras avance la infiltración del crimen organizado en todos los estamentos, crezca el negocio del narcotráfico y el poder de turno incluso defienda y justifique a sospechados de graves delitos y crímenes, difícilmente se consiga la confianza que requiere el capital privado. Son muchos los desafíos que debe enfrentar el Presidente en el periodo que le resta, caso contrario se le acabará el tiempo y no cumplirá con una de sus principales promesas: la generación de 500.000 puestos de trabajo en sus cinco años de mandato. Muchos ciudadanos lo aguardan con esperanza.