Era el fin de los 70 e inicios de los 80 cuando empezaba a circular la Revista. Estaba a cargo de Marilin Parini. Mi marido recién había empezado a trabajar en la administración en el diario. Así fue mi contacto escribiendo comentarios sobre libros.
Venía una vez por semana. Nadie hubiera dicho que era algo más que un ángel, una sucesora de Florence Nightingale que hacía el favor de acudir a domicilio.
Las universidades privadas son hace años el chivo expiatorio, o explicatorio, como decía alguien. Tratar de mejorar la educación en el Paraguay comenzando por ellas me parece que es errarle al problema.