Cristo permaneció en el sepulcro tres días; en el día tercero resucitó. La liturgia nos invita a recuperar el sentido de alegría, característico de la vida cristiana, pero más perceptible en el nuevo tiempo que se inicia: el tiempo pascual. La resurrección es el fundamento de la fe cristiana.
El Sábado Santo es un día de silencio, de espera, de meditación y reflexión. Ya desde una antigua tradición, la Iglesia permanece junto al sepulcro, en oración, expectante, renovando su confianza en Dios. La meditación gira en torno a la presencia de Jesús en el sepulcro y su descenso al lugar de los muertos. Cristo descendió al lugar de los muertos, allí donde desde Adán, todos los fieles del Señor esperan la redención.