Casi todas las organizaciones están siempre preocupadas por el desarrollo de mayores tasas de rendimiento sin tener en cuenta que los niveles de estrés y desánimo de los trabajadores influyen en la satisfacción de los mismos y, por lo tanto, en su productividad. Este hecho desencadena una serie de conflictos internos que ocasiona un clima laboral tenso y como consecuencia los beneficios se vienen agua abajo.
En estos nuevos tiempos, de grandes cambios y desafíos, los colaboradores buscan nuevos estímulos aparte del dinero. En culturas pasadas, la mayoría de las personas creía que el dolor estaba asociado al trabajo, se esforzaba por hacer mucho para ganar poco. Hoy estamos ante un nuevo paradigma: la cultura del merecimiento y reconocimiento. Los empleados necesitan sentirse reconocidos, valorados y respetados. Este es el nuevo paradigma en la gestión de talentos.