VIENA. Suena el pitido final, 50.000 personas abandonan el estadio y una de ellas se desploma por un infarto. Un dron inteligente localiza al instante la ubicación de la víctima para que los servicios de emergencia lleguen al momento.
Sonría, aquí hay cámaras: la polémica videovigilancia llegó hasta taxis y buses en Ecuador, y su expansión parece irrefrenable ante el éxito que le atribuyen en la lucha antidelincuencia. El número de cámaras se quintuplicó. De las 400 que había, “hoy tenemos 2.000 y llegaremos a 4.000” en 2014, dijo César Navas, director del Servicio Integrado de Seguridad ECU-911.
Con el objetivo de prevenir la materialización de ilícitos como secuestros, asaltos y violaciones en el parque Ñu Guasu de Luque, la Policía instaló ayer un centro de vigilancia permanente con diez videocámaras de alta tecnología. El dispositivo pretende desalentar actividades de grupos criminales, explicaron.