A Peter Robbins lo recordamos ante todo –incluso quienes quizá no sabían su nombre hasta esta semana, lo reconocerán si lo escuchan– por haber prestado su voz, cuando niño, a Charlie Brown, alter ego del historietista Charles M. Schulz. Ese Charlie Brown que hace su anodina y paradójicamente memorable aparición en la primera tira de Peanuts, el 2 de octubre de 1950, secuencia de cuatro viñetas con un niño y una niña sentados en el pasto. «Ahí viene el bueno de Charlie Brown», le dice el niño a la niña en la primera viñeta. «El bueno de Charlie Brown, sí señor», prosigue, mientras el aludido pasa frente a ellos en la segunda, frase que, viéndolo alejarse, repite en la tercera, hasta que en la cuarta y última viñeta exclama por fin: «¡Cómo lo odio!».