El viernes la librería y editorial “El Lector” cumplió 45 años. La empresa es el resultado de un milagro. El milagro que se desprende de la tenacidad, la fe, el trabajo sin pausas. Es un quiosco callejero convertido en uno de los más importantes centros culturales del país. Su inspirador y sostenedor, Pablo Burián, es el ejemplo de que cuando se persigue un sueño con perseverancia es posible alcanzarlo. En esta persecución muchas veces el perseguido ha sido Burián, no por un sueño, sino por los acreedores que suelen tener la mala costumbre de no dejar soñar a nadie.
Kiosco 653, así bautizó a su puestito Pablo León Burián, en el que empezó a vender revistas especializadas, en un espacio de la plaza Uruguaya. Después, se incorporaron los libros y, de a poco, el quiosco pasó a llamarse librería El Lector; más adelante, convertida también en editorial y ocupando un importante espacio en nuestra cultura.
La importancia de incentivar la lectura es una tarea que hoy tiene un aliado estratégico: la tecnología. Pablo Burián, presidente de la Fundación El Lector, destaca que es posible alcanzar la meta de que los niños y jóvenes alcancen la comprensión y discernimiento de lo que leen.
El propietario de El Lector, Pablo Burián, expresó que desde la dictadura que no se prohibe la venta de algún libro en el Paraguay, refiriéndose a la prohibición de circulación del material de Verónica Wiens.
El propietario de El Lector, Pablo Burián, expresó que desde la dictadura que no se prohibe la venta de algún libro en el Paraguay, refiriéndose a la prohibición de circulación del material de Verónica Wiens.