Ángel Jiménez Rolón tenía 78 años, había nacido el 1 de octubre de 1936, en Asunción. Fue uno de los pocos futbolistas en la historia del fútbol paraguayo que tuvieron el privilegio de integrar los planteles principales de Cerro Porteño y Olimpia, los dos grandes del fútbol local. Fue un volante de mucha marca y personalidad y, cuando abandonó la práctica activa del fútbol, adquirió la rara habilidad de “manosanta” y se dedicó a curar lesiones de sus excolegas y también de atletas de otros deportes.