26 de diciembre de 2024
Durante la alborotada semana política-legislativa pasada, pudimos observar –en algunos casos con cierta sorpresa, en otros con indignación y en un par hasta con una sensación parecida al asco- a varios diputados y senadores que, en una suerte de juego de la rayuela se pasaron de un cuadro al otro, saltando y cambiando de bando sin el menor pudor y dando -cuando consultados- todo tipo de explicaciones, una más inverosímil que la otra, al punto que hasta quedamos agradecidos con aquéllos que tuvieron el buen gusto de abstenerse de explicar su conducta.