Si algo nos enseñó Sócrates en el ágora es que en filosofía no existe nada incuestionable, que a los adversarios se les responde, no se les «cancela», y que las ideas no se imponen, sino que se demuestran.
Las polémicas bien entendidas son parte de la vida cultural de todas las épocas; también lo son las mal entendidas, y los vicios que las rodean y estorban su buen desarrollo. El lector dirá a cuál de estas dos categorías corresponde lo que sigue. Advertencia: Siga bajo su propio riesgo; la hoja no se hace responsable de bostezos, aullidos ni plagueos; si la necedad de esta página lo abruma, quémela viva.
La tarea actual del pensamiento crítico es devolver los debates a su ambiente natural, el de la inteligencia, escribe Montserrat Álvarez.
Un intercambio anecdótico puede servir como ilustración de las trampas del discurso.