Deborah Briton, de 53 años, y su compañero Paul Roberts, de 43, aseguraron que ellos y sus dos hijos habían enfermado durante unas vacaciones en la isla española de Mallorca en 2015 y en 2016.
Pero un tribunal de Liverpool falló que esas afirmaciones eran “una total y absoluta vergüenza” y sentenció a Briton a nueve meses de prisión y a Robert, a 15.
“Ambos aseguraron que ustedes y sus dos hijos, en dos vacaciones distintas, habían caído enfermos. Era una total y absoluta farsa”, afirmó el juez David Aubrey.
La pareja, que intentó reclamar cerca de 20.000 libras esterlinas (26.600 dólares, 22.500 euros), admitió las cuatro acusaciones de fraude en un pleito interpuesto por la agencia de viajes Thomas Cook. Aubrey afirmo que esperaba que este fallo sirviera para acabar con la “explosión” de casos similares, que afirman crecieron en un 700% en el último año.
“Aquellos que puedan estar tentados en el futuro de defender afirmaciones deshonestas relacionadas con enfermedades falsas durante las vacaciones, si son investigados y llevados ante la Justicia, sean cuales sean sus circunstancias, deben esperar una pena de prisión”, afirmó.
Un portavoz de Thomas Cook declaró que la decisión del juez “demuestra cuán grave se ha vuelto el asunto de los casos de enfermedades fraudulentas” .
“Tuvimos que posicionarnos para proteger a nuestros clientes de la minoría que engaña al sistema”, dijo.
“Esperamos que esto envíe un mensaje claro a los turistas de todo el Reino Unido, de que mentir sobre sus experiencias en el extranjero puede acarrear consecuencias muy graves” .
El Ministerio de Justicia británico había solicitado este mes datos acerca de estos casos de reclamaciones por enfermedades vacacionales falsas, que se multiplicaron por siete en los últimos tres años.
Hasta ahora, los operadores turísticos solían mantener estos casos de reclamaciones lejos de los tribunales para evitar embrollos legales con países extranjeros, donde los costes legales pueden dispararse.