22 de noviembre de 2024
Tal como pasa con la sostenibilidad ambiental y el crecimiento económico, persiste una falsa dicotomía entre cultura y economía: se tiende a pensar que la cultura debe ser protegida de un enemigo, el mercado, y que el dinero que se use para eso debe darse por perdido. Como si Hollywood, el pop surcoreano, las series turcas o la industria multinacional de los videojuegos no fueran negocios culturales que mueven cada año millones de millones de dólares, y que involucran tanto innovación como antiguas formas culturales, tanto atractivo global como contenidos de raigambre local.