Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), “la violencia digital suele nacer de la misoginia, el racismo y la homofobia y, como tal, puede constituir un delito de odio”. La recomendación de la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación y Comunicación (TEDIC) para los testigos de violencia digital contra las mujeres es terminar con la complicidad: “No protejas a los agresores: bloquea, reporta y denuncia. Si sigues a perfiles así, dale tu unlike”.
Sobre ciertos flautistas de (la ultraderecha de) Hamelin que arrastran actualmente a tantos jóvenes con sus melodías reaccionarias disfrazadas de irreverencia y poses anti statu quo.
Probablemente el campo intelectual que hoy presenta más cambios y diversificaciones y se somete a más autocrítica sea el feminismo contemporáneo. Bajo la polisemia del término “feminismo”, que parece difícil aplicar a tal pluralidad de corrientes e interpretaciones, “si algo en común nos mueve a las feministas, es el deseo”, escribe la comunicadora y activista Verónica Villalba, máster en Género y Políticas Públicas.