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Episodios como el que se vio en el video del senador Silvio “Beto” Ovelar hablando con sus operadores políticos, muestran que continúa intacta la idea del sector político que nos gobierna de que las instituciones públicas son de su propiedad, en realidad, de un sector interno de un partido.
Uno no puede sino asumir que finalmente era una declaración de principios aquello que decía el presidente Santiago Peña en la campaña electoral de que a los cargos públicos no se llega por los méritos profesionales, formación y título conseguidos sino por afiliarse al Partido Colorado y ser “leal” al líder partidario.
La parte negativa de esa cuestión es que los dirigentes del partido que está en el Gobierno fomentan la mediocridad de manera sistemática. El mensaje que lanzan es que no importan realmente la capacidad ni los méritos sino más bien la fidelidad perruna y la obsecuencia.
En el video del senador Ovelar, se escucha a algunos de los operadores que reclaman cargos, decir que ellos “mojaron la camiseta” en las elecciones. Esto debe entenderse en que trabajaron para que el candidato ganara votos, seguramente acarreando gente, controlando que vaya a votar y, eventualmente, cualquier maniobra que restara votos a sus adversarios.
Eso, evidentemente, no se hacía de manera desinteresada o por amor al partido, sino con el propósito de conseguir posteriormente la recompensa de un empleo.
Por su parte, el actual Congreso de la Nación, dominado ampliamente por una mayoría leal al Gobierno, está haciendo todos los méritos para constituirse en una de las peores legislaturas de nuestra historia democrática.
La mediocridad, la desvergüenza, la caradurez, la codicia y varios atributos negativos más, salvando honrosas excepciones, caracterizan a los actuales diputados y senadores.
Recordamos la época escolar, cuando leíamos en los libros de texto sobre ciertos próceres de nuestra historia, austeros, honestos y patriotas, incapaces de aprovechar sus cargos para gozar de privilegios y volverse ricos. Nada más lejos de ellos están ciertos personajes actuales.
Aprovechan el tiempo que están en el poder para adjudicarse vales de combustibles que duplican el salario mínimo, seguros médicos vip mientras la gran mayoría de las personas en Paraguay carecen de un seguro social mínimo, contratan a sus hijos, familiares y operadores para cargos con jugosos sueldos, utilizan de manera particular lujosos vehículos incautados a delincuentes, se hacen pagar viajes de placer al exterior de los que presumen descaradamente, entre otras “hazañas”.
Mientas tanto, la mayoría de la gente sufre los malos servicios que brindan las instituciones del Estado en salud, educación, seguridad, sumado a transporte público calamitoso, deficiente infraestructura en las ciudades y rutas, mala atención en las instituciones públicas.
¿Hasta cuando seguirá esto? Evidentemente, será hasta que la mayoría de la gente de nuestro país decida decir basta.