Show e hipocresía en informe y asunción

El primer informe de gestión de Santiago Peña al Congreso llamó la atención por cuestiones no relacionadas a lo leído y pareció más que nada un discurso de campaña electoral con muchas promesas y ataques a los adversarios que, curiosamente, no eran de la oposición –que de hecho no gobernó el periodo pasado–, sino una administración de su mismo signo político.

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Si alguien que no supiese nada de nuestra realidad política hubiera escuchado lo dicho la noche del lunes por Peña, pensaría que antes de él gobernó un enemigo político irreconciliable, de otro partido y de otro signo ideológico. Pero no. Fue un colorado, tan de derecha como el que ocupa actualmente el sillón presidencial.

Diferentes sectores colorados se suceden en el poder y cada uno pretende convencernos de que sus antecesores son lo peor y que ellos son distintos, pese a que tienen la misma ideología y, en varios casos, hasta son los mismos dirigentes que aparecen en todos los periodos.

El informe de Peña fue el típico del presidente que al asumir recién se queja amargamente de la herencia recibida, aunque en este caso particular, se notó que el mandatario se esforzó bastante en denostar a su predecesor, Mario Abdo Benítez, al que presentó como el peor presidente de todo el período posestronista. No obstante, ese título se lo pueden disputar con bastantes “méritos” varios de los presidentes pasados.

Dirigentes colorados abdistas dijeron que el fuerte ataque al anterior mandatario fue para congraciarse con su mentor y jefe político, Horacio Cartes, actual presidente del Partido Colorado.

Es curioso realmente que en el informe de gestión que hizo Peña en mayo pasado ante la Junta de Gobierno de su partido no haya atacado tanto a Abdo Benítez y su administración como lo hizo este lunes ante los congresistas.

Otra cuestión llamativa fue la del horario nocturno elegido para hacer su discurso, algo inédito que, supuestamente, apuntaba a tener mayor “rating”, lo cual suena un tanto ingenuo.

A esta altura, todo indica que la decisión de hacer su informe a la noche fue para que los focos de la atención mediática durante la mañana sean para el nuevo presidente del Senado, Basilio “Bachi” Núñez, quien desplegó un insólito show durante su asunción, con aires de posesión de la primera magistratura de la nación.

Bachi dijo algunas cosas que sonaron hipócritas e incongruentes. Por ejemplo, que respetaría a las minorías pero también a las mayorías, y que no perseguiría a sus adversarios, como si eso fuese una concesión graciosa y no una obligación constitucional y ética.

Además, su aseveración no se condice con su conducta, cuando se prestó a la ilegal e inconstitucional expulsión de la senadora Kattya González por decisión del Comando Político del cartismo.

También Bachi prometió que se ocuparía de dar solución al pésimo sistema de transporte metropolitano, algo que no está entre sus atribuciones y que compete al Poder Ejecutivo. Tal vez solo haya sido una muestra más de los delirios de grandeza que rodearon a su ceremonia de asunción.

Es de esperar que dentro de un año, Peña no siga culpando de todos los males a Abdo Benítez y pueda mostrar ya algunos logros concretos de gestión y también que algún asesor mbarete le explique a Bachi que no es el presidente de la República, todavía, y que le vendrían muy bien unas grageas de ubicol.

mcaceres@abc.com.py

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