La ANR sigue siendo oficialismo y oposición

Suelen jactarse algunos dirigentes colorados de que su partido es tan hegemónico en Paraguay que puede darse el lujo de ser oficialismo y oposición al mismo tiempo, en cada periodo presidencial.

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Eso hace alusión a que, casi siempre, los sucesivos gobiernos colorados que han administrado el poder en nuestro país debieron convivir con una fuerte oposición de dirigentes de su mismo partido, que en algunos casos se aliaron con representantes de la oposición para presionar al gobierno de turno.

Sin embargo, en este periodo tal situación parece haber variado, dado que existe una hegemonía aplastante de un sector interno del partido, el cartismo, que en el Congreso, por ejemplo, absorbió a legisladores de otros sectores internos así como también a tránsfugas que se pasaron al cartismo y a supuestos opositores que actúan como si fueran más cartistas que Horacio Cartes.

Este estado de cosas puede llevar a decir que este gobierno prácticamente no tiene oposición o, al menos, que la misma está reducida a una mínima expresión.

Esa mayoría aplastante del oficialismo, que le ha permitido aprobar proyectos de ley casi sin discusión en el Congreso, tiene otra consecuencia que varios dirigentes colorados reconocen: no habrá excusas en el futuro, en caso de que el gobierno no implemente sus planes y programas dirigidos, según dijeron hasta el cansancio, a que la mayoría de los habitantes de este país esté mejor.

Es quizás por esa falta de antagonista, tan necesaria en una democracia que se precie de tal, que el gobierno, especialmente el presidente Santiago Peña, ha resuelto confrontar con los medios de prensa que publican denuncias, escándalos o declaraciones desatinadas de integrantes o aliados del gobierno colorado.

Sobre las críticas de los medios de prensa y de periodistas, que tanto desagradan al mandatario, debería verlos como un gran favor. Porque, si son mentiras, no tiene nada de qué preocuparse. Y, si son ciertas, le puede servir para corregir rumbos y hacer los cambios que sean necesarios para que sus planes marchen bien.

Además, si se analiza bien la cosa, estas cuestiones negativas que aparecen en los medios de comunicación no son invento ni fantasías, sino, en la mayoría de las veces, casos de enriquecimientos ilícitos, lavado de dinero, desfalcos millonarios en instituciones públicas y hechos de corrupción en general, documentados y cuyos protagonistas son mayormente gente de esta administración o sus aliados.

A esta altura, se ve que una de las mayores debilidades de este gobierno, que prácticamente copa todos los espacios políticos, es que los problemas los provocan ellos mismos.

No pueden culpar a la oposición o a los medios de prensa de que haya dirigentes colorados acusados de vínculos con el crimen organizado o de corruptos a nivel internacional.

Tampoco pueden enojarse porque se descubre que nombraron a sus hijas, esposas, amigos y operadores en diversos cargos públicos, sin concurso, mientras miles de jóvenes no pueden acceder a un trabajo.

Pensándolo bien, puede que estos impresentables que el mismo presidente se ve obligado cada tanto a salir a justificar, hacen lo que hacen solo para que siga siendo cierto eso de que el Partido Colorado es siempre oficialismo y oposición.

mcaceres@abc.com.py

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